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Soberbia bancaria en tiempos de Otis; el injustificable desaire a Evelyn Salgado

Nelson Rojas cuestiona la actitud soberbia de los banqueros que abandonaron prematuramente un encuentro con la gobernadora de Guerrero Por Nelson Rojas En su columna más reciente en El Financiero, Jeanette Leyva Reus revela un comportamiento por parte de ciertos líderes bancarios que no solo resulta

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Nelson Rojas cuestiona la actitud soberbia de los banqueros que abandonaron prematuramente un encuentro con la gobernadora de Guerrero

Por Nelson Rojas

En su columna más reciente en El Financiero, Jeanette Leyva Reus revela un comportamiento por parte de ciertos líderes bancarios que no solo resulta decepcionante, sino también revelador de una actitud elitista y desconectada. Durante un encuentro con la gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado, para discutir la reconstrucción del puerto de Acapulco tras el devastador paso del huracán Otis, varios directores de los principales bancos del país optaron por una participación efímera, abandonando prematuramente la reunión. Esta acción no fue producto de compromisos urgentes, sino de una elección deliberada motivada por un desagrado personal hacia la gobernadora y su gestión de la crisis.

«Optaron por hacer un rápido pase y salirse del encuentro sin quedarse hasta el final, y ojo, no porque tuvieran algunos pendientes más importantes que atender, sino porque para varios de ellos, comentaron con total franqueza, no era de su agrado la gobernadora y preferían la sana distancia», explica Leyva Reus, sobre lo sucedido en el contexto de la Convención Bancaria que se lleva a cabo en el puerto.

Este acto de desaire no solo es una falta de respeto hacia Salgado y el gobierno estatal, sino también hacia los miles de damnificados que aún sienten las secuelas del desastre natural. La decisión de estos banqueros de mantener una «sana distancia» refleja una soberbia y una falta de mesura alarmantes. ¿Desde cuándo el desacuerdo personal justifica una retirada en momentos donde el liderazgo colectivo y la responsabilidad social son más necesarios que nunca?

Estos líderes bancarios, al parecer, han olvidado la magnitud del desastre que azotó Acapulco, minimizando el impacto real y la urgencia de la situación. La estrecha relación institucional entre la gobernadora Evelyn Salgado y el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, es el resultado de la incansable labor política que la mandataria realiza ante Palacio Nacional. Esta relación ha sido fundamental para la rápida y eficiente llegada de ayuda a los cientos de miles de damnificados de Acapulco a través de las Fuerzas Armadas. Sin esta conexión sólida entre ambos gobiernos, la fluidez en la entrega de ayuda no habría sido posible.

La ironía de la situación es palpable. Mientras estos bancos pueden operar y generar beneficios en el puerto, en parte gracias a la estabilidad que proporciona la gestión de crisis del gobierno, sus directivos eligen menospreciar precisamente esa gestión que los beneficia.

Este episodio no solo es un reflejo de la ceguera de algunos sectores de la élite financiera, sino que también recalca una desconexión preocupante con las realidades del pueblo mexicano. La actitud de estos banqueros no solo es inadecuada, sino que demuestra una falta de empatía y compromiso con los principios de responsabilidad social y liderazgo ético.

La descripción que nos brinda Jeanette Leyva Reus en El Financiero debería subrayar la desconexión que diversos sectores tienen no solo con la realidad de Guerrero, sino con los principios básicos de humanidad y solidaridad.

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