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En México, la industria del reciclaje ha tomado un papel significativo en el desarrollo económico y la sustentabilidad ambiental, destacándose especialmente en el manejo y reciclaje de PET (Polietileno Tereftalato).
Este sector no solo contribuye a la creación de empleos sino que también fomenta la transición hacia una economía más circular.
La inversión en infraestructura para el reciclaje de PET asciende a 700 millones de dólares, destinados a la construcción de instalaciones de acopio y tratamiento.
Esta inversión no solo mejora la eficiencia en la recolección y el reciclaje de PET sino que también asegura su reintegración en la cadena de valor de manera segura y efectiva.
En términos de consumo, datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) revelan que el 76.3% de los hogares mexicanos compraban agua embotellada en 2017, lo cual destaca la alta demanda de envases de PET.
Este material es preferido por sus características de seguridad, higiene e impacto ambiental reducido en comparación con alternativas como el vidrio o el aluminio.
La fabricación de PET utiliza significativamente menos energía y agua, y su transporte resulta en menores emisiones de CO2.
Actualmente, México cuenta con 26 plantas recicladoras de PET y logra recuperar el 63% del material enviado al mercado, posicionando al país como líder en América Latina en recuperación y reciclaje de PET.
Este sector no solo cumple con las metas establecidas para 2025 sino que también genera aproximadamente 70,000 empleos directos e indirectos, evidenciando un impacto económico y social significativo.
El Acuerdo Nacional para la Nueva Economía del Plástico en México, un pacto voluntario firmado hace más de cuatro años, ha sido un elemento crucial en esta transformación.
El acuerdo, que involucra a empresas y organizaciones no gubernamentales y cuenta con el respaldo legislativo, establece objetivos claros para la reducción y el reciclaje de plásticos y es monitoreado periódicamente para asegurar su cumplimiento.
