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Los agricultores estadounidenses que respaldaron al presidente Donald Trump en las recientes elecciones están enfrentando crecientes dificultades debido a la combinación de su guerra comercial con China y el aumento de los costos de producción. Según reportes de Fortune, los productores de maíz y soya han advertido que los precios de sus cultivos han caído drásticamente en los últimos años, mientras los créditos para financiar operaciones agrícolas se deterioran.
Las asociaciones agrícolas han solicitado al Congreso estadounidense medidas para ampliar el acceso a mercados de exportación, incluyendo China, actualmente inmersa en un conflicto comercial con Estados Unidos. “Los agricultores de soya están bajo extrema presión financiera. Los precios siguen cayendo y al mismo tiempo nuestros agricultores pagan significativamente más por insumos y equipo”, alertó la U.S. Soybean Association.
La Reserva Federal confirmó esta situación en su más reciente encuesta sobre condiciones financieras agrícolas, reportando una reducción de liquidez y una mayor demanda de financiamiento. En los distritos de Chicago y Kansas City, alrededor del 30% de los encuestados reportaron menores tasas de repago, mientras que en Minneapolis y St. Louis las cifras alcanzaron 40% y 50%, respectivamente.
Aunque los agricultores recibirán apoyo sustancial del gobierno federal, con un paquete de 66 mil millones de dólares aprobado en julio, buena parte destinado a mejoras de la red de seguridad agrícola, las dificultades persisten debido a la incertidumbre en la política comercial y laboral. Foreign Policy indica que la política migratoria también afecta la disponibilidad de mano de obra, dado que el 40% del sector agrícola depende de trabajadores indocumentados.
En el plano internacional, China ha dejado de comprar soya estadounidense desde mayo para mostrar su rechazo a los aranceles impuestos por Trump, lo que afecta principalmente a estados del Medio Oeste como Illinois, Iowa, Minnesota e Indiana, según reportó The New York Times. Esta situación obliga a los agricultores estadounidenses a enfrentar la cosecha sin pedidos de China, su principal cliente. Aunque Brasil puede cubrir parcialmente la demanda china, cualquier problema climático en ese país podría complicar aún más la situación.
Pese a estas dificultades, el comercio con otros países de Asia ha mostrado avances. Indonesia, Bangladesh, Vietnam, Filipinas y Tailandia podrían aumentar la compra de granos y productos agrícolas estadounidenses, según Timothy Loh, director regional del U.S. Soybean Export Council. Esto podría aliviar parcialmente las presiones económicas sobre los productores estadounidenses, aunque las condiciones de mercado y los costos de insumos, como fertilizantes, permanecen elevados.
Expertos como Chris Barrett, economista agrícola de la Universidad de Cornell, advierten que los agricultores enfrentan un “escenario muy difícil” donde los costos de producción y la reducción de mercados internacionales generan un doble impacto. Esto ocurre incluso para aquellos que tradicionalmente diversifican sus ingresos y que han visto aumentar la deuda agrícola a niveles récord, de acuerdo con el Departamento de Agricultura.