Table of Contents
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha elevado el tono de sus advertencias, declarando que su país "pasaría a una etapa de lucha armada" si fuera agredido. Esta amenaza surge en el contexto de un masivo despliegue militar de Estados Unidos en aguas del mar Caribe, a poca distancia de la costa venezolana, una acción que Caracas denuncia como una amenaza directa y un pretexto para la intervención.
Un despliegue defensivo frente a la “agresión”
Maduro, en un acto de activación de las milicias ciudadanas, reafirmó que su gobierno se encuentra en una "fase de lucha no armada" que es política y diplomática. Sin embargo, enfatizó que si Venezuela "fuera agredida, de alguna forma, pasaría a una etapa de lucha armada, planificada, organizada, de todo el pueblo contra la agresión, sea local, regional o nacional".

El líder venezolano dio inicio a la "activación operativa" de la Milicia Nacional Bolivariana (MNB), afirmando que es una respuesta necesaria ante las "amenazas" que denuncia por parte de Washington. Este movimiento, según el gobierno, busca defender la soberanía y la integridad territorial del país.
Críticas por intervencionismo
La escalada de tensión se intensificó luego de que el canciller venezolano, Yván Gil, denunciara el despliegue de diez aviones de combate F-35, ocho barcos militares con misiles y un submarino de propulsión nuclear en la región. Según la administración de Maduro, este movimiento no es más que una maniobra de "guerra", oculta bajo el pretexto de una supuesta persecución del narcotráfico.
El gobierno venezolano ha calificado repetidamente estas operaciones como una excusa para justificar una intervención militar. La acusación de que el gobierno venezolano trafica con drogas, usada por el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, ha sido catalogada por Caracas como "la mayor mentira". Este patrón de despliegues militares en la región no es nuevo, y ha sido históricamente utilizado por Estados Unidos para ejercer presión política y económica sobre gobiernos no afines, levantando serias preocupaciones sobre la soberanía de las naciones latinoamericanas y caribeñas.