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Por César González Guerrero. Los desastres naturales se presentan en cualquier lugar y en el momento menos esperado. Y muy a pesar de las tecnologías y modernización que existen, a la fecha, nada puede evitarlos. Quizá, solo con la aplicación de políticas públicas adecuadas y oportunas, de parte de las autoridades, es como podrían, tal vez, disminuir los riesgos de un desastre mayor. En los momentos difíciles, los ciudadanos responsabilizan al gobierno de no ordenar el desarrollo urbano, así como también de construcciones de baja calidad y con algunas deficiencias técnicas. Y lo que es peor, se autorizan obras públicas y privadas, en zonas altamente riesgosas. Por otro lado, algunas autoridades, con otros tipos de intereses, toleran asentamientos humanos, no obstante que se conocen las consecuencias trágicas que los fenómenos naturales pueden ocasionar. Independientemente de todo, se debe de hacer respetar las leyes y reglamentos, con el fin de evitar los daños de todo tipo. Siempre, con el propósito de apoyar a la población, respetando su derecho a una vida digna. No obstante lo anterior, cuando de buscar culpables o responsables se trata, cualquier pretexto o motivo es bueno. Así sucede en las diferentes áreas de gobierno. Nadie se responsabiliza de los problemas, mucho menos se aplican penas o sanciones a quienes, de alguna u otra manera, en su momento, autorizaron construcciones sin supervisión técnica, de pésima calidad, inconclusas, que los desastres naturales dejan al descubierto fallas y omisiones por negligencia, ignorancia o incapacidades. Si bien es cierto que la fuerza de los fenómenos naturales es muy grande, debe ser mayor la capacidad humana para la prevención de fatales consecuencias que, a la hora de los acontecimientos, las diversas áreas de gobierno no se vean rebasadas. A nivel mundial y nacional, se tienen experiencias útiles en la necesidad de la prevención de fenómenos naturales. Hoy, la Costa Chica, es la región que está siendo afectada, de manera que sus daños son de los más graves en toda su historia. Tal vez, si las autoridades consideran pertinente, se debe de instrumentar un Programa de Reconstrucción Inmediata, con un fondo presupuestal que atienda la modernización de la red eléctrica, de los caminos, puentes y carreteras, mejoramiento de la vivienda, y el otorgamiento de créditos para la población afectada, del campo y la ciudad. Los sectores productivos: agropecuario, pesquero, comercial, transportes, turismo, ganadero, etc., depositan la confianza en sus autoridades y reiteran su compromiso de coadyuvar, en la medida de sus posibilidades, en continuar en la ruta de una Costa Chica próspera, hasta lograr su pleno desarrollo integral. Ya veremos.