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Ciudad de México.- En la víspera del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum desplegó un nuevo cinturón de vallas metálicas en el Zócalo de la Ciudad de México. Un blindaje que no sólo rodeó Palacio Nacional, sino también las joyerías, hoteles y negocios bajo los arcos del Centro Histórico, muchos de los cuales cerraron sus puertas ante la jornada de movilizaciones femenistas convocadas para este martes.
El cerco de metal —de casi tres metros de altura— pretende funcionar como un dique preventivo frente a posibles actos de vandalismo, pero terminó siendo un mensaje contradictorio para quienes escuchan al gobierno presumir una vocación “humanista”. El Zócalo, que suele presentarse como plaza pública y espacio de libertades, amaneció una vez más transfigurado en una fortaleza.
Aunque el acceso a la Catedral Metropolitana y a algunos establecimientos permaneció abierto, el impacto económico fue inmediato. Gerardo Cleto López, presidente del Consejo para el Desarrollo del Comercio en Pequeño y la Empresa Familiar (ConComercioPequeño), calculó una caída en ventas de al menos 60%. Para los comerciantes, la ecuación es simple: el anuncio de marchas y las vallas son suficientes para ahuyentar a los clientes.
“Los consumidores piensan que todo está cerrado o que no se puede pasar”, lamentó Cleto López, quien aún así respaldó la presencia policial para prevenir daños como los ocurridos el 2 de octubre y el pasado día 15.
El blindaje no se limitó al Zócalo. La Suprema Corte de Justicia, el corredor peatonal de Madero, la zona de joyerías, el Parque Alameda, el Hilton de Reforma, el Museo Memoria y Tolerancia, el templo de Corpus Christi, el Hemiciclo a Juárez y Bellas Artes quedaron también encapsulados tras muros grises que se han vuelto parte del paisaje capitalino en cada fecha políticamente sensible.
Pero si el gobierno levantó barreras, los colectivos feministas respondieron apropiándose de ellas. Sobre el metal frío del centro cultural y político del país, escribieron: “25N Resistencia feminista en pie de lucha desde 2020…”, recordando que, pese al muro y la narrativa oficial, la protesta sigue viva y la ciudad, aun con todo, no es propiedad de ningún gobierno.