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Washington.- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, elevó este martes su retórica contra el narcotráfico y la migración al declarar al fentanilo como un “arma de destrucción masiva” y al reactivar una condecoración militar con más de un siglo de antigüedad, vinculada históricamente a operaciones armadas contra México.
Desde la Casa Blanca, en una ceremonia que combinó acto oficial y mensaje político, el mandatario firmó una orden ejecutiva que define al opioide sintético como una amenaza equiparable a un ataque terrorista a gran escala. Según Trump, el fentanilo provoca “más daño que cualquier bomba”, al asegurar —sin respaldo en cifras oficiales— que entre 200 mil y 300 mil personas mueren cada año por su consumo en Estados Unidos.
Datos del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) contradicen esa afirmación: las muertes por sobredosis relacionadas con esta sustancia oscilan entre 70 mil y 80 mil anuales.
La orden presidencial advierte sobre el “potencial del fentanilo para ser utilizado como arma por adversarios organizados”, y aunque evita mencionar directamente a México, sí responsabiliza a dos cárteles de la mayor parte de su distribución en territorio estadunidense.
Durante el acto, al que asistieron altos mandos militares y responsables de seguridad nacional, Trump aseguró que el lado mexicano de la frontera suroeste “está bajo control físico de los cárteles”, a los que calificó como una amenaza militar directa. También reiteró su disposición a combatirlos “por tierra” fuera de Estados Unidos, sin precisar países.
Un símbolo del pasado para una batalla actual
El momento más llamativo del evento llegó con la entrega de la llamada Medalla de Defensa de la Frontera Mexicana. El secretario de Guerra, Pete Hegseth, explicó que se trata de una réplica exacta de la presea creada en 1918 para soldados que participaron en la persecución de las fuerzas de Pancho Villa durante la Revolución Mexicana.
Trece integrantes de las fuerzas armadas recibieron la condecoración, en representación de unos 2 mil efectivos desplegados hasta ahora en la frontera y de un universo estimado de 25 mil militares que podrían calificar para ella. Más que protagonistas, los condecorados funcionaron como escenografía para la fotografía presidencial en la Oficina Oval.
Elogios, quejas y narrativa política
Como es habitual en estos actos, los funcionarios presentes dedicaron elogios al mandatario. El zar fronterizo Tom Homan calificó a Trump como “el presidente más grandioso” que ha conocido y destacó el papel del estratega antimigrante Stephen Miller.
Trump aprovechó el evento para lamentar que, a su juicio, los medios y la opinión pública hayan dejado de hablar de la frontera, al tiempo que atribuyó el alza de precios y la inflación a la administración de su antecesor, Joe Biden, pese a los indicadores oficiales.
En un comunicado posterior, la Casa Blanca sostuvo que su gobierno “restauró el orden” en la frontera con México y protegió a las comunidades estadunidenses del crimen transnacional, la migración irregular y el tráfico de fentanilo, reforzando así una narrativa de seguridad que combina historia, simbolismo militar y confrontación política.