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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, advirtió que volvería a bombardear Irán “sin duda” si se confirma que puede enriquecer uranio a nivel militar, y acusó de “ingrato” al líder supremo iraní, Alí Khamenei, tras sus declaraciones en las que restó importancia a los daños sufridos por el programa nuclear iraní.
En mensajes publicados en su red Truth Social, Trump aseguró que había trabajado en los últimos días para retirar sanciones contra Irán, pero decidió frenar cualquier avance tras recibir lo que describió como “un mensaje de ira, odio y asco” desde Teherán. “Lo salvé de una muerte fea e ignominiosa y ni siquiera tiene que decir ‘gracias, presidente Trump’”, escribió el exmandatario, en referencia a Khamenei.
Las declaraciones se produjeron mientras Irán realizaba un funeral de Estado en Teherán para despedir a 60 científicos nucleares y mandos militares muertos durante los ataques israelíes iniciados el 13 de junio. Entre las víctimas se encuentran el comandante de la Guardia Revolucionaria Hossein Salami y el jefe del Estado Mayor, Mohammad Bagheri, quien será sepultado junto a su esposa e hija, fallecidas en el mismo ataque.
El gobierno iraní informó que los bombardeos dejaron al menos 627 civiles muertos, mientras que la respuesta con drones y misiles causó 28 víctimas en Israel. Durante el funeral, autoridades locales describieron la jornada como un “día histórico” para la república islámica, y Khamenei insistió en que Irán “jamás cederá” ante la presión de Washington.
En paralelo, Irán rechazó reanudar negociaciones nucleares con Estados Unidos, pese a que Trump aseguró que podrían comenzar la próxima semana. Teherán también negó el acceso a sus instalaciones nucleares al director del Organismo Internacional de Energía Atómica, Rafael Grossi, acusándolo de no condenar los ataques israelíes.
Trump, consultado en rueda de prensa sobre si consideraría más bombardeos si Irán no detiene su programa nuclear, respondió: “Claro. Sin duda. Absolutamente”, reiterando que el país “fue golpeado con dureza” durante la ofensiva conjunta de Israel y Estados Unidos.
El conflicto se mantiene bajo una frágil tregua, mientras persiste el cruce de amenazas y acusaciones entre ambas naciones. Khamenei, en su primer discurso tras el alto al fuego, sostuvo que los informes sobre daños a las instalaciones nucleares fueron exagerados, y describió la operación israelí como un “fracaso”.
