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CIUDAD DE MÉXICO.— La explosión de una pipa de gas en el Puente de la Concordia, en la alcaldía Iztapalapa, ha dejado una estela de luto y destrucción. El saldo oficial ha aumentado a ocho personas fallecidas —siete hombres y una mujer—, una cifra que fue confirmada este jueves en una conferencia de prensa encabezada por la jefa de Gobierno, Clara Brugada Molina.
El trágico suceso, ocurrido la tarde del miércoles, dejó a decenas de personas heridas, de las cuales 22 se encuentran en estado crítico. Brugada expresó su solidaridad con las familias afectadas y anunció un plan de apoyo integral para las víctimas y los lesionados, asegurando que el gobierno capitalino se hará cargo de los gastos y el seguimiento de cada caso.
Chofer bajo custodia y línea de investigación
La Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJCDMX) ha abierto una investigación para determinar las causas de la explosión. La fiscal Berta Alcalde informó que el chofer del vehículo se encuentra bajo custodia médica y en estado crítico, por lo que su situación legal se definirá una vez que se estabilice. La principal línea de investigación, según la Fiscalía, apunta a un posible exceso de velocidad.
Además, la jefa de Gobierno exigió a la empresa propietaria de la pipa que asuma sus responsabilidades administrativas y civiles por lo ocurrido.
Un profesor entre las víctimas
Entre las víctimas fatales se encuentra el profesor Eduardo Noé García Morales, de 55 años, docente de la Preparatoria Oficial número 327 en La Paz, Estado de México. La comunidad educativa ha declarado un día de luto en su honor y suspendió las clases en el plantel.
En un esfuerzo por coordinar la respuesta a la emergencia, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo y la gobernadora del Estado de México, Delfina Gómez, han asegurado que las instituciones de salud, como el IMSS, ISSSTE e IMSS-Bienestar, están brindando atención gratuita a los lesionados, sin importar si son derechohabientes. El director del IMSS, Zoé Robledo, destacó la rápida respuesta del personal médico en los hospitales para atender a los heridos, muchos de ellos con quemaduras graves.
La tragedia ha movilizado a los diferentes niveles de gobierno para ofrecer una respuesta coordinada y de apoyo a las familias que perdieron a un ser querido o que hoy luchan por la vida de sus familiares en los hospitales.
