Table of Contents
Villahermosa.- Las y los candidatos a la gubernatura de Tabasco han sido invitados el próximo domingo 14 de abril a dialogar con los hacedores y promotores de arte y cultura de la entidad. Hasta el momento han confirmado su participación dos de los cuatro aspirantes. Hay otros dos que, llenos de soberbia y mal aconsejados, pretenden minimizar a las comunidades artísticas y culturales y se niegan a confirmar su participación.
Hay en Tabasco una larga tradición política de desprecio hacia la cultura y el arte. Es tal el maltrato que ha recibido este sector, por parte de los políticos que, incluso, los candidatos y sus equipos llaman despectivamente “cultureros”, a los hacedores y promotores de arte y cultura.
Es una vergüenza que esos que hoy compiten para gobernador, ni siquiera valoren el legado de dos grandes gobernadores que ha tenido Tabasco: Leandro Rovirosa Wade y Enrique González Pedrero. Fue Enrique González, maestro de López Obrador, quien vio en la cultura algo más que simple espectáculo y recreación. Nunca entendió la cultura y el arte como un lujo, como algo fifí, como la ven los imbéciles.
González Pedrero vio en la cultura una herramienta poderosa de transformación social. Vio en la cultura un remedio contra la bestialización humana y la degradación social. Algo que ninguno de los que hoy compiten tienen la capacidad de entender. Tan es así que ninguno de ellos habla de la importancia que tiene la cultura para el gobierno.
La cultura no son los pintores, escultores, dramaturgos, actores, poetas y demás agentes, pero son necesarios porque dan sentido, interpretan y recrean los modos de la existencia. La cultura primero se vive y luego se enseña.
La cultura puede ser un dique de contención a la violencia y a la desintegración familiar, cuando la política le respeta sus espacios y sus presupuestos. Pero si los que pretenden gobernar al estado empiezan por despreciar a los hacedores y promotores culturales; si comienzan por maltratarlos y minimizarlos, entonces la más poderosa herramienta de combate a las causas que originan la violencia se convierte en un instrumento demagógico y burocrático donde se refugian vividores, trepadores y chambistas que solo ven a la cultura como botín de inconfesable acuerdos políticos.
Tabasco lo han dejado tan jodido las malas prácticas políticas, el entreguismo y la sumisión, que resulta increíble que uno de esos candidatos hable de atacar las causas que originan la violencia, nombrando como su representante a una persona que se dedica justamente a promocionar el entretenimiento abaratado y vulgar.
Una persona que se ufana de hacer reuniones en casas de gente pudiente que cree que la única cultura es esa anacrónica bohemia donde cantan canciones y departen sin quejarse de la horrible situación cultural del estado propiciada por el actual gobierno de Morena. Quizá por eso el candidato de ese partido no quiere reunirse con los verdaderos hacedores de arte y cultura del estado porque no son ese grupo acrítico y feliz que se reúne con “el gordo Manrique”, como le dicen sus amigos.
Entonces, cuando uno de esos candidatos compromete, en la mesa, la entrega de la secretaría de Cultura, con el peor de todos los alcaldes que ha tenido Villahermosa, lo hizo porque cree que la cultura no sirve para nada. Lo hizo porque ni siquiera sus “consejeros” le han dicho que la cultura es la más poderosa herramienta para combatir las causas que origina la criminalidad.
La cultura en Tabasco ha sido maltratada, abaratada, abandonada y despreciada por todos los gobiernos en los últimos 30 años. El actual gobierno de Morena que encabezó Adán Augusto López Hernández, y ahora ese encomendero que dejaron como interino o sustituto, la dejaron en terapia intensiva.
¿Qué logros tienen para vender a los tabasqueños en materia cultural los morenistas? ¿De qué tienen que sentirse orgullosos? No conforme con dejar a Tabasco en la indigencia cultural, ahora pretenden, con el despreció y la soberbia, construir un segundo piso, pero hacia abajo, hacia el sótano de la actual desgracia cultural y social en la que se encuentra esta entidad y sus creadores.
Todavía es tiempo de recuperar a Tabasco de la indigencia cultural, pero esto no será posible con bohemias acríticas y reuniones de sobremesa. Se requiere que los candidatos escuchen y atiendan lo que tienen qué decir los verdaderos creadores, promotores y educadores artísticos y culturales; los que viven de hacer arte y cultura, los que todos los días se esfuerzan, sin ningún apoyo oficial, por construir una realidad más pacífica, tolerante e incluyente.
Dicen los políticos que Tabasco fue el laboratorio de la Revolución mexicana, pero también, si se sigue por la ruta de la soberbia y el desprecio, quizá sea el sitio donde termine la utopía de la cuarta transformación.
