Table of Contents
El gobierno federal volvió a echar las campanas al vuelo por las cifras de inversión extranjera directa (IED). Según el titular de Economía, Marcelo Ebrard Casaubón, el flujo acumulado al tercer trimestre de 2025 alcanzó “casi 41 mil millones de dólares”. La presidenta Claudia Sheinbaum resaltó en su conferencia matutina que el monto representa un nuevo récord, aunque sin matizar los factores que explican el repunte ni los riesgos asociados.
Ebrard aseguró que la IED creció 15 por ciento entre enero y septiembre respecto al mismo periodo de 2024, lo que, dijo, desmiente proyecciones “pesimistas”. De acuerdo con el funcionario, el segmento de “nuevas inversiones” habría pasado de 2 mil a 6 mil 500 millones de dólares, aunque no precisó cuántos de esos proyectos se encuentran firmemente anclados en México y cuántos son movimientos financieros propios del fenómeno de relocalización.
El canciller en turno afirmó que desde 2018 la IED se ha incrementado 69 por ciento, y atribuyó ese repunte a la “confianza” en el gobierno de Sheinbaum. De nueva cuenta, la narrativa oficial evitó mencionar la concentración regional del capital —principalmente en el norte del país—, las presiones logísticas y energéticas que enfrentan los inversionistas y el impacto creciente de los aranceles impuestos por Estados Unidos, cuya relación comercial con México atraviesa tensiones recurrentes.
Pese a estas señales de alerta, Ebrard sostuvo que las exportaciones mantienen su ritmo ascendente. También anunció que México será sede del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) en 2028, al enfatizar que la cuenca del Pacífico representa el 61 por ciento del PIB mundial. Según él, este nombramiento refleja “confianza” y “reconocimiento” a la política económica de la administración actual.
Sin embargo, ni la Presidencia ni la Secretaría de Economía abordaron el trasfondo estructural: el país continúa dependiendo del ciclo industrial de Estados Unidos, sin resolver sus propios rezagos en infraestructura energética, seguridad jurídica y certidumbre regulatoria. Mientras el gobierno celebra cifras récord, persisten las preguntas sobre si el capital que llega permanecerá más allá del oportunismo del nearshoring o si México sigue sin sentar las bases para un desarrollo económico verdaderamente sostenible.