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Sheinbaum se desmarca de la tensión entre Morena y el Partido Verde: “no es mi tema”

Cuando se le preguntó si Morena necesitaba un "jalón de orejas", Sheinbaum se negó a responder, reforzando su postura de no interferencia.

No se mete en Morena, asegura.

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Ciudad de México — Ante las crecientes tensiones con el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), la presidenta Claudia Sheinbaum se ha deslindado públicamente de la polémica, afirmando que la definición de las alianzas para 2027 es una responsabilidad exclusiva de Morena y sus partidos aliados. Su postura, aparentemente neutral, contrasta con el papel crucial que el PVEM y el PT jugaron para asegurar su victoria en las elecciones de 2024.

En su conferencia mañanera en Palacio Nacional, Sheinbaum restó importancia a las fricciones internas y se limitó a destacar que los tres partidos —Morena, PVEM y PT— están votando juntos en el Congreso. "Esto es muy bueno, porque permiten que siga avanzando la transformación y que siga mejorando la vida pública en el país", puntualizó, evitando abordar las razones detrás del descontento del Partido Verde.


Críticas desde el interior de la alianza: "Morena tiene ratas"

La respuesta de la presidenta llega tras una serie de declaraciones explosivas por parte de figuras del PVEM. El senador Luis Melgar, por ejemplo, ha aplaudido la posibilidad de romper la alianza, argumentando que Morena ha permitido que "ratas" se integren a sus filas. La gravedad de esta acusación, sin embargo, no fue suficiente para que Sheinbaum se inmiscuyera en la disputa.

A pesar de la insistencia de los reporteros, la mandataria se mantuvo firme en su posición de no intervenir, alegando que "eso le corresponde a los partidos políticos" y que el proceso electoral para 2027 aún está lejos.

Cuando se le preguntó si Morena necesitaba un "jalón de orejas", Sheinbaum se negó a responder, reforzando su postura de no interferencia en los asuntos internos de la coalición que la llevó al poder. Esta distancia podría interpretarse como una estrategia para no avivar el conflicto, pero también como un desinterés por las dinámicas internas que podrían fracturar su base de apoyo en el futuro.

Al final de la conferencia, la presidenta cambió de tema para hablar sobre los próximos festejos patrios, confirmando que el Grito de Independencia será una ceremonia "muy austera". El contraste entre la tensión política y la austeridad de los anuncios finales evidencia un intento de la mandataria por centrar la narrativa en su gestión y desviar la atención de las fisuras en su propia coalición.

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