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Sheinbaum presume detención de Simón Levy que termina en fracaso; confirma que fue liberado en Portugal

El exfuncionario, detenido por orden internacional, queda en libertad gracias a su nacionalidad europea.

Claudia Sheinbaum, oportunismo mediático.

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Ciudad de México.— La presidenta Claudia Sheinbaum confirmó este jueves la detención y posterior liberación de Simón Levy, empresario y exfuncionario del gobierno capitalino, en la ciudad de Lisboa, Portugal, en cumplimiento de una orden internacional de aprehensión que, según la información oficial, fue emitida a solicitud de México.

De acuerdo con la mandataria, el empresario fue arrestado el 28 de octubre al ingresar al territorio portugués y presentado un día después ante el Tribunal de Apelación de Lisboa, instancia que determinó su liberación inmediata bajo el argumento de que posee nacionalidad europea, aunque sin permitirle abandonar el país.

“Es un documento oficial de Lisboa que habla de la detención. Parece que él tiene nacionalidad de uno de los países europeos, no tenemos certeza si es Portugal u otro, y por eso lo liberan, pero no le permiten salir del país”, explicó Sheinbaum durante su conferencia matutina en Palacio Nacional.


El documento que Sheinbaum mostró

La presidenta exhibió ante la prensa una copia del correo electrónico emitido por autoridades portuguesas, en el que se notifica que “el ciudadano Simón ‘N’ fue detenido el día 28 de octubre de 2025 al ingresar en territorio nacional en virtud de una orden internacional de detención, habiendo sido presentado ante el Tribunal de Apelación de Lisboa en el día de hoy”.

El documento, redactado en portugués, confirma así lo que durante dos días circuló en redes sociales y medios extranjeros: la detención temporal de Levy Dabbah, quien se desempeñó como subsecretario de Turismo federal y como funcionario en el gobierno capitalino durante la gestión de Miguel Ángel Mancera.


Un viejo expediente y una fuga discreta

Simón Levy mantiene una orden de aprehensión en México desde 2021 por el presunto delito de amenazas, derivada de una denuncia presentada por su vecino de Coyoacán. El exfuncionario abandonó el país antes de que el proceso judicial avanzara, lo que dio pie a la emisión de una ficha roja de Interpol.

Aunque su detención en Portugal parecía representar un avance en su localización, la liberación inmediata del empresario —sin que se haya formalizado su extradición ni su traslado a México— revela las limitaciones de la cooperación judicial internacional del Estado mexicano.

Fuentes diplomáticas consultadas por Proceso reconocen que no existe un acuerdo bilateral de extradición con Portugal, lo que complica cualquier intento de repatriar al exfuncionario sin una solicitud formal validada por la Unión Europea.


El silencio de la FGR

La Fiscalía General de la República (FGR) no ha emitido, hasta el momento, un comunicado oficial sobre la situación jurídica de Levy ni sobre el estatus del expediente que motivó la orden internacional de captura.

El silencio institucional contrasta con la rapidez con la que la presidenta abordó el tema en su conferencia matutina. En Palacio Nacional, Sheinbaum evitó pronunciarse sobre los vínculos políticos de Levy con anteriores administraciones, y se limitó a señalar que el gobierno federal “ya tiene conocimiento formal de la detención y liberación”.

Sin embargo, la ausencia de detalles —qué autoridad solicitó la ficha roja, qué delitos le imputan y bajo qué marco jurídico se pidió su detención— refuerza la percepción de improvisación y falta de coordinación entre las instancias mexicanas de seguridad, justicia y relaciones exteriores.


El personaje detrás del escándalo

Empresario con vínculos en el sector inmobiliario, tecnológico y turístico, Simón Levy Dabbah fue uno de los rostros más visibles del discurso de modernización económica durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, antes de distanciarse abruptamente del círculo presidencial en 2020.

Su carrera pública incluye cargos como director general de ProMéxico (organismo luego desaparecido), asesor del gobierno capitalino y promotor de inversiones en China. Tras su salida del servicio público, Levy intentó posicionarse como comentarista en redes sociales y defensor de causas progresistas, aunque sus declaraciones polémicas y procesos judiciales lo llevaron a un creciente aislamiento político.


Un caso incómodo para el nuevo gobierno

El episodio ocurre en un momento de tensión diplomática y narrativa política para el gobierno de Claudia Sheinbaum, que ha prometido “orden institucional” y “cero impunidad” frente a casos de corrupción y abuso de poder del pasado.

La detención y liberación exprés de Levy —un personaje con historia dentro del aparato estatal y contactos internacionales— se convierte así en una prueba temprana de coherencia política para el nuevo gobierno: o logra concretar la cooperación judicial y su regreso a México, o se confirma que el peso de las influencias sigue por encima de la justicia.


Entre la ley y el privilegio

Mientras las autoridades portuguesas mantienen retenido su pasaporte, en México el caso avanza con lentitud. La ficha roja sigue vigente, pero su ejecución depende ahora de un entramado jurídico transnacional y de la voluntad política de ambos gobiernos.

La historia de Simón Levy —un funcionario caído en desgracia que sigue moviéndose entre fronteras y vacíos legales— se suma al catálogo de expedientes que ponen a prueba el alcance real del discurso anticorrupción.

La detención en Lisboa no sólo exhibe a un exfuncionario prófugo, sino también las grietas de la justicia mexicana frente al poder económico y la doble nacionalidad. En ese intersticio, donde las leyes nacionales se diluyen y los vínculos políticos pesan más que los tratados, Simón Levy vuelve a ser libre.

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