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La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo optó por una calculada neutralidad ante el escándalo del avión privado utilizado por el senador de Morena, Gerardo Fernández Noroña, para desplazarse a una gira en Coahuila.
La reacción de Sheinbaum, marcada por el silencio y la evasión, contrasta fuertemente con la vehemencia con la que el oficialismo suele criticar y señalar los actos de la oposición que implican cualquier asomo de privilegio.
Al ser cuestionada en Palacio Nacional sobre el uso de aeronaves no comerciales por parte de su compañero de partido, la mandataria se limitó a declarar: "No voy a entrar en debate con él. Ya que cada quien es libre de opinar, y que a cada quien nos evalúa la gente. No voy a entrar en debate."
Esta postura de "dejar que la gente evalúe" es notablemente distinta a la proclividad constante del Gobierno y de Morena a emitir juicios morales sobre cualquier signo de ostentación o falta de austeridad en sus rivales políticos, convirtiendo el lema de la Cuarta Transformación (4T) en un doble estándar.
Noroña, la austeridad a conveniencia
La negativa de Sheinbaum a condenar el acto se produce un día después de que Fernández Noroña, conocido por su discurso radicalmente austero y anti-privilegios, ofreciera una justificación que rozó la contradicción.
Al defender su viaje privado, Noroña desestimó las críticas, afirmando que no tiene que transparentar nada y que continuará sus recorridos. El senador incluso intentó diluir la crítica al señalar que la propia presidenta ha hecho uso de "vuelos que no son comerciales" en determinadas circunstancias.
Cuando se le aclaró que los vuelos presidenciales no comerciales suelen ser en aeronaves del Ejército Mexicano —utilizados por razones de seguridad de Estado, no por lujo—, Noroña respondió con evasivas y una defensa poco convincente: "Me parece que cuando se requiere un vuelo privado, hay que hacerlo, punto. O sea, no hay ninguna situación incorrecta."
La insistencia de Noroña en que el uso de un avión privado es simplemente una "necesidad" y su rechazo a admitir que es "contrario a los principios de la Cuarta Transformación" —que promete erradicar los privilegios de la "clase política"— evidencian una austeridad selectiva y minan la credibilidad del discurso oficialista en este ámbito.
La decisión de Sheinbaum de no confrontar esta postura no solo permite que persista la justificación de Noroña, sino que también levanta cuestionamientos sobre la consistencia y la aplicación real de los principios de la 4T cuando el lujo toca las filas del partido en el poder.