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La presidenta Claudia Sheinbaum anunció el arranque de un Registro Nacional de Salud en enero del próximo año, un plan que promete la unificación de la atención médica, pero que ya levanta interrogantes sobre su viabilidad y los riesgos de una excesiva centralización.
La medida busca que cada mexicano obtenga una credencial de salud única, fusionando las afiliaciones al ISSSTE, IMSS e IMSS Bienestar. El objetivo final es ambicioso: lograr que, para 2027, cualquier ciudadano pueda ser atendido en cualquier institución pública del país, eliminando las fronteras entre subsistemas.
El desafío burocrático y operativo
Si bien la idea de la portabilidad total de los servicios de salud es deseable, el anuncio ignora los retos estructurales que han paralizado reformas similares en el pasado. México cuenta con un sistema de salud fragmentado y con enormes disparidades de infraestructura.
- ¿Podrá un simple registro solucionar la escasez de médicos especialistas, la falta de medicamentos y el deterioro de las clínicas en zonas marginadas?
- ¿La unificación de registros no corre el riesgo de crear una mega-burocracia inmanejable, saturando las instituciones con mayor capacidad (como el IMSS) sin elevar la calidad general?
La promesa de una "credencial de salud única" se presenta como una solución tecnológica, pero la verdadera crisis del sector reside en la carencia de recursos, no en la falta de identificación.
El "humanismo mexicano" sin cambios económicos
Sheinbaum también aprovechó para blindar el modelo económico de su gobierno, insistiendo en que "no va a haber cambios" y que se mantendrá el enfoque del "humanismo mexicano" y la "economía moral".
La presidenta reitera el lema "por el bien de todos, primero los pobres" mientras subraya que este modelo se sustentará en grandes obras de infraestructura (trenes, carreteras, puertos) y el fortalecimiento de Pemex y la CFE.
- ¿Hasta qué punto es sostenible un modelo que privilegia la inversión en proyectos faraónicos y el apoyo a empresas estatales deficitarias, en lugar de focalizar recursos directamente en fortalecer el sistema de salud y educativo, pilares fundamentales para combatir la pobreza?
Aunque se anuncian nuevas becas y proyectos para jóvenes, el gobierno parece apostar fuertemente por la infraestructura y la energía como motor de crecimiento, delegando a un segundo plano las reformas fiscales o estructurales que podrían generar recursos frescos para el gasto social.
Crecimiento y empleo: una proyección cautelosa
Sheinbaum proyectó un crecimiento "muy importante" del empleo, impulsado por la inversión pública y privada, especialmente a partir de 2026.
Sin embargo, el optimismo se basa en la expectativa de "un buen acuerdo" con socios comerciales clave como EE. UU., Canadá y China. La inversión y la creación de empleo dependen, en gran medida, de la certidumbre regulatoria y la confianza, factores que el nuevo gobierno deberá trabajar arduamente para consolidar, especialmente ante la retórica de la "economía moral" que a menudo genera nerviosismo en los mercados.
En suma, el Registro Nacional de Salud parece ser una correcta intención en el papel, pero el plan deja abierta la pregunta crítica de si la administración atacará las deficiencias estructurales del sector o si se limitará a crear un gran sistema centralizado, sin que esto se traduzca en una mejora tangible para la salud de los mexicanos