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Sebastián Ramírez culpa a una minoría de acapulqueños por frenar el Marinabús

El director general de Fonatur, lamentó que un pequeño grupo de opositores “siga impidiendo” la puesta en marcha del transporte acuático.

Fonatur pidió “cambiar la forma de hacer las cosas”.

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Ciudad de México.– Bajo el argumento de que “una minoría” sigue obstruyendo el proyecto del Marinabús en Acapulco, el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) volvió a colocar a la comunidad de Puerto Marqués como responsable del retraso en las obras que impulsa el organismo federal, mientras reafirmó su “carácter técnico” y negó cualquier motivación política en sus acciones.

El director general de Fonatur, Sebastián Ramírez Mendoza, lamentó que un pequeño grupo de opositores “siga impidiendo” la puesta en marcha del transporte acuático que, según la dependencia, busca mejorar la movilidad turística de la zona. Sin embargo, la declaración contrasta con los reclamos persistentes de habitantes que acusan falta de información, impactos ambientales y decisiones impuestas desde los escritorios federales.

En un comunicado difundido tras una reunión con cuatro personas inconformes, Fonatur insistió en que el Marinabús cuenta con el respaldo de “la mayoría de la población”, aunque no presentó encuestas ni mecanismos de consulta que sustenten esa afirmación.

La institución aprovechó el encuentro para anunciar que el dragado de la Laguna Negra —una obra ambientalmente sensible— se realizará hasta el primer trimestre de 2026, y presumió la colocación de una cerca perimetral en torno al embalse. También enlistó una serie de acciones menores —pintura de fachadas, bacheo, desazolve— dentro del programa Senderos de Paz, como muestra del compromiso gubernamental con el entorno urbano.

No obstante, el énfasis en obras de ornato y limpieza no resuelve las dudas que pesan sobre el impacto ecológico y social del proyecto náutico en Puerto Marqués, una comunidad que ha vivido históricamente los contrastes entre la prosperidad turística de Acapulco y la precariedad local.

Durante un encuentro con empresarios hoteleros, Ramírez Mendoza pidió a los inconformes “cambiar la forma de hacer las cosas” y evitar bloqueos o paros, al tiempo que reiteró que Fonatur es “una institución técnica” que no se prestará a “negociaciones políticas”.

La declaración —repetida por funcionarios de otras dependencias federales en proyectos polémicos— busca deslindar la gestión de Fonatur de cualquier debate social o político, aunque las obras del organismo, desde el Tren Maya hasta proyectos turísticos en costas y lagunas, han estado marcadas precisamente por la ausencia de diálogo real con las comunidades.

Mientras Fonatur presume “diálogo y presencia en campo”, en Puerto Marqués persiste el malestar. La dependencia ofreció firmar una minuta de acuerdos con la comisión vecinal, pero los representantes decidieron no aceptar el documento, inconformes con la falta de compromisos claros sobre los efectos del Marinabús.

El discurso técnico, sin embargo, parece no bastar para calmar los ánimos en una zona donde la desconfianza hacia las promesas federales crece al mismo ritmo que los megaproyectos turísticos.

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