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Ciudad de México.— Rusia ha incrementado de manera notable sus operaciones de espionaje en México durante los últimos años, aprovechando la cercanía con Estados Unidos, la movilidad turística y la débil capacidad de contrainteligencia del Estado mexicano, reveló este lunes una investigación de The New York Times firmada por su corresponsal Maria Abi-Habib.
De acuerdo con la publicación, agentes rusos sostienen reuniones con sus contactos tanto en la Ciudad de México como en destinos turísticos —sobre todo Cancún— desde donde transmiten información obtenida en Estados Unidos mientras evaden los sistemas de vigilancia de Washington.
Alertas ignoradas por el gobierno de López Obrador
El reportaje desmonta la versión que el expresidente Andrés Manuel López Obrador dio en 2022, cuando afirmó no tener conocimiento de actividades de espionaje ruso en el país. Según el diario, al menos nueve funcionarios estadounidenses y mexicanos, actuales y anteriores, afirmaron que la administración federal fue advertida en diversas ocasiones.
La CIA incluso entregó a México una lista con más de dos docenas de espías rusos operando bajo cobertura diplomática. Sin embargo, según cinco fuentes citadas por el periódico, el gobierno mexicano se negó a expulsarlos.
“El gobierno mexicano ayudó, pero podría haber hecho mucho más”, declaró Juan González, exdirector para Asuntos del Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos. “Les dimos nombres de espías rusos que se hacían pasar por diplomáticos... eran agentes experimentados que habían operado en Europa”.
México, plataforma ideal
Duyane Norman, exjefe de operaciones de la CIA en América Latina, explicó que México ofrece a Moscú un ambiente de operación más relajado que Estados Unidos o Canadá.
“Si vas a manejar y reclutar espías, la proximidad es clave, y eso es lo que ofrece México”, señaló. El flujo masivo de turistas estadounidenses en destinos de playa facilita el movimiento de agentes rusos sin levantar sospechas, añade el reportaje.
The New York Times detalla que la inteligencia mexicana mantiene su atención principalmente en amenazas internas —como el narcotráfico— y cuenta con menor experiencia frente al espionaje extranjero, lo que permite a Moscú operar con relativa libertad.
Advertencias diplomáticas y falta de acción
Desde 2022, funcionarios estadounidenses abordaron el tema repetidas veces con el presidente mexicano, el canciller y otros altos funcionarios. Las señales de alerta, según la investigación, fueron minimizadas.
En una reunión a finales de ese año, la entonces subsecretaria de Estado Wendy Sherman advirtió al canciller Marcelo Ebrard:
“Sí son un problema… expulsamos a muchos de ellos de Washington y ahora están aquí”.
Pese a ello, no se registraron expulsiones. Y aun con la llegada de Claudia Sheinbaum a la presidencia, los agentes rusos ya instalados permanecen en territorio mexicano, indicaron seis funcionarios actuales y recientemente retirados.
Desinformación y presión geopolítica
El reportaje también describe el fortalecimiento de campañas de desinformación rusas dirigidas a la sociedad mexicana, con mensajes que buscan generar animadversión hacia Estados Unidos y Europa. Tanto Francia como Reino Unido expresaron su preocupación a la Secretaría de Relaciones Exteriores, señala la investigación.
Como respuesta, la embajada estadounidense en México nombró este año a su primer analista especializado exclusivamente en Rusia, mientras que Francia creó un puesto dedicado a combatir desinformación en la región.
México, pieza histórica en el tablero ruso
La presencia rusa en México no es nueva. El Times recuerda que durante la Guerra Fría el país llegó a ser conocido como “la Viena de América Latina” por su actividad de espionaje.
Tras la invasión rusa a Ucrania en 2022, Moscú habría trasladado a Ciudad de México a varios de sus operativos más capacitados, luego de la expulsión de más de 100 agentes rusos de Europa y Estados Unidos.
En 2022, el general Glen VanHerck, jefe del Comando Norte de Estados Unidos, declaró ante el Senado:
“La mayor parte de miembros del GRU en el mundo está ahora mismo en México”.
Neutralidad mexicana y acercamientos recientes
La política exterior mexicana, históricamente basada en la neutralidad, ha evitado imponer sanciones a Rusia o enviar apoyo militar a Ucrania, aunque ha respaldado resoluciones en la ONU a favor de la soberanía ucraniana. Mientras tanto, funcionarios mexicanos han sostenido encuentros cordiales con representantes rusos.
Este año, el canciller Juan Ramón de la Fuente se reunió en Brasil con Serguéi Lavrov, con quien discutió intereses mutuos. Para Moscú, enfatiza la investigación, América Latina es un frente estratégico.
“La importancia de esta región para Rusia está creciendo rápidamente”, afirmó recientemente Nikolai Patrushev, jefe del Consejo de Seguridad ruso.
“México es la puerta de entrada”
La conclusión del reportaje es contundente: presionar a los vecinos de Estados Unidos forma parte de la respuesta del Kremlin al respaldo militar y financiero de Washington a Ucrania.
“México es la puerta de entrada a América Latina, y los rusos lo saben”, resume Norman en el texto del New York Times.
