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Ciudad de México.- La detención de Jorge Armando “N”, alias “El Licenciado”, por su participación en el homicidio del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, ha puesto al descubierto la existencia de un actor aún más importante: “R1”, el autor intelectual de la operación, quien sigue prófugo y ejerce control sobre varias plazas del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en Michoacán.
Según declaró el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, “El Licenciado” no actuó solo. Aunque planificó la logística del asesinato, los mensajes recuperados en dispositivos móviles muestran que recibía órdenes directas de “R1”, jefe de plaza y coordinador de la célula criminal. La evidencia indica que este sujeto mantiene bajo su mando a otros criminales que operan en al menos cuatro municipios de Michoacán, junto a su hermano conocido como “R2”.
“R1” se perfila como la verdadera cabeza de la organización detrás del asesinato: decide objetivos, organiza la logística y controla a los ejecutores, incluidos jóvenes y un adolescente de 17 años que disparó contra Manzo. La detención de “El Licenciado” permitió a las autoridades mapear la estructura, pero el autor intelectual continúa libre, exponiendo la fragilidad del sistema de seguridad local frente a células criminales bien estructuradas.
García Harfuch señaló que la investigación ha avanzado a través del análisis de dispositivos y evidencias físicas, pero reconoció que aún falta capturar al principal responsable. Mientras tanto, la célula criminal sigue operando en Michoacán, lo que genera un escenario de impunidad y riesgo constante para autoridades locales y ciudadanos.
El caso evidencia que, más allá de los arrestos mediáticos, la violencia organizada en México está sostenida por líderes invisibles como “R1”, cuya captura sigue siendo un desafío central para el Estado. La muerte de los ejecutores y la detención de “El Licenciado” no terminan con la operación del CJNG, sino que solo dejan en evidencia cómo la estructura criminal permanece intacta y activa, con el autor intelectual aún fuera del alcance de la justicia.
La historia de “R1” es la muestra más clara de que en Michoacán, y en varias regiones del país, el poder real detrás de los homicidios políticos y del crimen organizado sigue en la sombra, mientras las autoridades buscan apresar a los rostros visibles de las operaciones.
