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Washington.— Estados Unidos interceptó un buque petrolero frente a las costas de Venezuela, en aguas internacionales, en un contexto de creciente presión militar y económica contra el gobierno de Nicolás Maduro. La acción fue confirmada por la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, pocos días después de que el presidente Donald Trump anunciara un “bloqueo total” a los petroleros sancionados que entren o salgan del país sudamericano.
De acuerdo con Noem, la Guardia Costera detuvo un buque que había atracado recientemente en Venezuela y que transportaba crudo sancionado. Funcionarios de la Casa Blanca señalaron que se trataba de una embarcación con bandera falsa, identificada como parte de la llamada “flota oscura” utilizada para mover petróleo venezolano pese a las sanciones.
El gobierno de Venezuela calificó la interceptación como un “acto grave de piratería internacional” y denunció el “secuestro” del buque y la desaparición forzada de su tripulación. Caracas anunció que llevará el caso ante el Consejo de Seguridad de la ONU y otros organismos internacionales.
La empresa británica Vanguard identificó al buque como el Centuries, con bandera de Panamá, interceptado al este de Barbados. Un exinvestigador del Departamento del Tesoro de Estados Unidos señaló que la nave no estaba sancionada, lo que marcaría una escalada adicional en la presión de Washington sobre Venezuela.
Desde la primera incautación registrada la semana pasada, las exportaciones de crudo venezolano han caído de forma significativa. Varios buques cargados permanecen en aguas venezolanas ante el riesgo de ser detenidos. Analistas advierten que, si el embargo de facto se prolonga, la salida de casi un millón de barriles diarios podría impactar los precios internacionales del petróleo.
China sigue siendo el principal comprador de crudo venezolano, mientras que el gobierno de Maduro sostiene que el despliegue militar estadounidense busca derrocarlo y tomar control de las mayores reservas de petróleo del mundo.