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"Nos gasearon por pedir justicia’: la generación que no se deja pero fue reprimida

Jóvenes que exigían seguridad y justicia terminaron enfrentando gas, escudos y encapsulamientos en el Zócalo, en una jornada marcada por denuncias de represión y uso excesivo de la fuerza.

Una generación reprimida.

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Ciudad de México.- La marcha convocada por Generación Z México el pasado 15 de noviembre se convirtió en un nuevo capítulo de confrontación entre la protesta social y las fuerzas de seguridad capitalinas. Miles de asistentes —principalmente jóvenes, pero también familias completas y adultos mayores— caminaron del Ángel de la Independencia al Zócalo para exigir seguridad, justicia y el fin de la impunidad. Sin embargo, la jornada terminó empañada por denuncias de agresiones policiacas y uso excesivo de la fuerza.

El asesinato del presidente municipal de Uruapan, Carlos Manzo, fue uno de los detonantes emocionales de la movilización. Su abuela, conocida como “Doña Raquel”, se unió a la marcha en la Ciudad de México, cargando no sólo el duelo familiar sino el reclamo que cientos de jóvenes han adoptado: “Nos están matando”.

A lo largo del recorrido por Paseo de la Reforma prevaleció un ambiente de indignación, pero también de organización juvenil. El colectivo Generación Z México, que se ha consolidado en redes como un espacio de expresión apartidista, convocó desde semanas antes a través de X y TikTok. Su agenda, lejos de ambigüedades: justicia inmediata, combate a la corrupción, fin del militarismo y una exigencia de seguridad que el Estado no les ha garantizado.

Sin embargo, al llegar al Zócalo, la protesta se encontró con un cerco policial dispuesto para impedir el acceso directo a Palacio Nacional. Fue en ese punto donde comenzaron los enfrentamientos. Diversos videos difundidos en redes muestran el uso de gas irritante, empujones, golpes con escudos y maniobras agresivas de encapsulamiento contra manifestantes, incluidos menores de edad. La Secretaría de Seguridad Ciudadana negó excesos, pero los testimonios y las imágenes contradicen la versión oficial.

Entre los numerosos asistentes que denunciaron represión se encontraba el economista y activista Arturo Herrera, quien documentó los hechos en su cuenta de X:

“Hoy nos gasearon por pedir justicia. La generación Z sí estuvo ahí, con valentía. Cuando México se cae a pedazos, el gobierno despliega más fuerza contra manifestantes que contra cárteles.”

Las quejas se multiplicaron a lo largo de la noche: jóvenes con quemaduras por gas, golpes de escudo, empujones y lesiones atendidas por brigadas médicas civiles. La narrativa oficial —que minimiza la presencia juvenil y atribuye los choques a “grupos violentos”— chocó de frente con los testimonios de quienes vivieron la contención policiaca en primera persona.

Pese al saldo de heridos y a las denuncias de represión, Generación Z México anunció una nueva movilización para el 20 de noviembre bajo el lema “Mexicanos al grito de guerra”. El mensaje es claro: si el gobierno intenta blindarse, la protesta se multiplicará.

Mientras tanto, la distancia entre la juventud organizada y las instituciones que prometieron “abrazarla” parece hacerse cada vez más ancha. La represión, dicen los manifestantes, no detiene sus demandas: sólo las confirma.

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