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Por Eduardo Serna
“Y se prestaron aquellos, los Figueroa de Guerrero, a luchar contra Zapata ¡ah, claro! Ahora el gobernador Rubén Figueroa es zapatista, como Echeverría; los que mataron a Zapata ahora son zapatistas ya que murió. También van a ser Genaristas; ya Rubén Figueroa ya es Genarista y, si yo me muero mañana, también le va tocar ser Lucista o Cabañista. Entonces, esta gente hipócrita, así es de por sí…”.
Maestro Lucio Cabañas Barrientos (1938-1974). Militante y fundador del Partido de los Pobres. (Fragmento: Discurso sobre el gobierno de Rubén Figueroa).
En el marco del homenaje a Rubén Figueroa, el equipo de Rompeviento llevó a cabo, por segundo año consecutivo, la brigada de salud en lugares del Guerrero profundo, donde el abandono es la condición preponderante; uno de los estados más pobres, junto con Chiapas y Oaxaca (según estadísticas del INEGI). La cobija del cambio no alcanza a cubrir a todos en la era de la 4T. Internarse en la sierra de Guerrero para encontrar una población vulnerable, asediada por el crimen organizado, por la carencia y un gobierno de Evelin Salgado, francamente ineficaz.
Mujeres abandonadas y una niñez desnutrida, con brotes de sarampión y varicela en la montaña de Guerrero: en Joya Real, en Tlapa el Grande, en pleno siglo XXI. Esta fotografía es el verdadero homenaje para Rubén Figueroa; su “legado” sigue intacto.
Esta imagen se replica en los lugares más pobres de nuestro país; padecimientos que serían muy fáciles de tratar si hubiera, tan solo, voluntad política. En México tenemos medicinas, nos dice nuestra presidenta Claudia Sheinbaum y la secretaria anticorrupción Raquel Buenrostro; pero debe haber algún problema en la cadena de suministro cuando pasamos del ámbito federal al estatal y después al municipal. Lo hemos dicho con anterioridad: es de vital importancia que quienes sean votados para ocupar las sillas tengan una absoluta convicción de servir al pueblo.
No llegan apoyos, no llegan medicinas, no llega la justicia. ¡Ah!, pero sí llega la mano del necrocapitalismo; sí llegan los refrescos azucarados y el alcohol, que se impregnan en las comunidades rurales provocando sus efectos más nocivos en lo social y en la salud.
En un informe posterior al infausto homenaje a Figueroa, el Gobierno estatal sacó un comunicado en donde destacó que la historia de Guerrero “pertenece a su gente, y sólo desde el diálogo, la verdad y la pluralidad seguiremos construyendo un futuro de paz, dignidad y esperanza”. Y agregó: “Escuchar, corregir y avanzar son actos de madurez democrática que fortalecen nuestras instituciones”. Acto seguido, el gobierno de Guerrero informó que fue despedida la directora de Actividades Cívicas de la Secretaría de Cultura estatal, Yareli Muñoz López. Como dicen en nuestros pueblos: “muerto el niño, a tapar el pozo”.
Pero la realidad es amplia y, en este caso, cruel; y no se soluciona con despedir a un burócrata. Lo que se nos revela desde allá, desde la sierra, desde la montaña, es que el “legado” de Figueroa sigue intacto, y la justicia revolucionaria Genarista y Cabañista para los más pobres, tristemente, sigue sin manifestarse.
El verdadero homenaje debería ser para el pueblo y no estaría en ceremonias, sino en romper la inercia de un sistema que normaliza el dolor de los más pobres, en garantizar que la salud, la educación y la justicia dejen de ser promesas rotas y se conviertan en cimientos donde la vida, por fin, valga más que la retórica.
La esperanza del cambio que nos promete la 4T debe “afilar su machete” para realmente abrirse paso desde la federación a los estados y a los municipios del México profundo; debe verdaderamente abrirse paso hacia los más vulnerables, hacia quien realmente los espera desde hace mucho tiempo. Como siempre, los invito a reflexionar y tomar acción.
