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Maduro denuncia amenaza colonial de EU y lleva la crisis petrolera ante la ONU

El presidente de Venezuela alertó al secretario general de la ONU sobre una escalada de amenazas de Estados Unidos, mientras el bloqueo anunciado por Washington paraliza exportaciones petroleras.

Maduro pide intervención de la ONU.

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Caracas.– El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, recurrió a la Organización de las Naciones Unidas para denunciar lo que calificó como una escalada de amenazas de carácter colonial por parte de Estados Unidos, en medio del endurecimiento del bloqueo petrolero y del despliegue militar estadounidense en el mar Caribe.

De acuerdo con un comunicado del gobierno venezolano, Maduro sostuvo una llamada telefónica con el secretario general de la ONU, António Guterres, a quien advirtió sobre las “graves implicaciones para la paz regional” derivadas de las recientes declaraciones del presidente estadounidense Donald Trump y de las medidas contra los buques que transportan crudo venezolano.

El detonante fue el anuncio de Trump de un bloqueo total a los petroleros sancionados que entren o salgan de aguas venezolanas, así como sus declaraciones en las que afirmó que Venezuela está rodeada por “la armada más grande jamás reunida en la historia de Suramérica”, hasta que el país “devuelva” a Estados Unidos el petróleo y otros activos que, según él, fueron “robados”.

Para el gobierno venezolano, estas afirmaciones representan una amenaza directa a su soberanía. Maduro también criticó las declaraciones del subjefe de gabinete de la Casa Blanca, Stephen Miller, quien aseguró que Estados Unidos “creó” la industria petrolera venezolana y calificó como “el mayor robo” la nacionalización del sector en 1976.

“El presidente subrayó que tales declaraciones deben ser rechazadas categóricamente por el sistema de Naciones Unidas”, señala el comunicado oficial, al considerar que vulneran el derecho internacional y ponen en riesgo la estabilidad regional.

Maduro denunció además un asedio político, diplomático y económico contra su país, acompañado de una campaña de amenazas militares que coincide con el reforzamiento de operaciones aeronavales estadounidenses en el Caribe, bajo el argumento del combate al narcotráfico, pero que Caracas interpreta como un intento de presión para forzar un cambio de régimen.

Desde la ONU, Guterres reiteró su compromiso con los principios de la Carta de las Naciones Unidas y llamó a evitar cualquier escalada o confrontación, al advertir que un conflicto armado en la región “carecería de justificación” y tendría consecuencias graves para América Latina y el Caribe.

Mientras el pulso diplomático se traslada a los foros internacionales, el impacto económico ya es tangible. Aunque la estatal PDVSA reanudó esta semana la carga de crudo tras suspender operaciones por un ciberataque, la mayoría de las exportaciones siguen detenidas por el temor a incautaciones estadounidenses.

Las exportaciones petroleras venezolanas han caído drásticamente desde los más de 900 mil barriles diarios enviados en noviembre, y al menos 15 millones de barriles permanecen varados en buques anclados en aguas venezolanas. Operadores y clientes han exigido descuentos y cambios contractuales ante el incremento del riesgo.

En contraste, la estadounidense Chevron continúa exportando crudo venezolano con autorización de Washington, lo que evidencia una aplicación selectiva de las sanciones que beneficia a intereses específicos mientras asfixia al resto del sector.

Con petroleros navegando en “modo oscuro”, cargamentos detenidos y una creciente militarización del Caribe, la crisis venezolana entra en una fase más delicada, en la que la confrontación retórica se traduce en presión económica real, mientras la ONU intenta, una vez más, contener una escalada que amenaza con desbordar el ámbito regional.

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