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El día de ayer, en su habitual conferencia mañanera, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, ofreció una reflexión sobre lo que, para ella y para el expresidente Andrés Manuel López Obrador, significa la política, o al menos la que han practicado desde el Movimiento Regeneración Nacional con el fin de lograr lo que denominan la Cuarta Transformación y el Segundo Piso de la Cuarta Transformación, en beneficio de quienes menos tienen.
Dos frases destacaron del pasaje que Sheinbaum leyó del libro ¡Gracias! de AMLO, a propósito de si confiaba políticamente en su adversario-aliado Ricardo Monreal: “Los políticos no se dividen entre buenos y malos; se distinguen, sobre todo, por su forma de actuar en determinadas circunstancias, no se trata de buenos o malos o de quién llegó primero” y “La política la hacen hombres y mujeres, no se hace con santos. Por eso, hay que tener una visión amplia y abierta, para preservar lo fundamental y no fijarse nada más en lo accesorio”.
Además de leer el largo fragmento del libro ¡Gracias! (que casualmente tenía a la mano su directora de Comunicación Social, Paulina Sámano), la presidenta Claudia recomendó a quienes forman parte de este movimiento leer el libro, analizarlo y poner estas enseñanzas en “su justo término”
Esta gran lección sobre la política interna que rige a Morena bien podría aplicarse a lo ocurrido este fin de semana en Acapulco, donde se realizaron tres actividades de distinta naturaleza, pero con la marca Morena y su agenda político-electoral, que, sin embargo, no fue bien recibida por todas y todos los morenistas de Guerrero.
La primera actividad, realizada el 24 de mayo, fue encabezada por el exgobernador interino Rogelio Ortega Martínez, quien ha sido el primero en declarar abiertamente su aspiración a ser candidato a gobernador por Morena en 2027. De inmediato respondió el dirigente estatal de Morena, Jacinto González Varona: “Es muy prematuro, él (Rogelio) no es de Morena”.
Al joven dirigente no le vendría mal leer y analizar el libro ¡Gracias!, como recomienda la presidenta Claudia Sheinbaum, para comprender esta máxima planteada y llevada a la práctica por AMLO: “Cuanta mayor apertura, mejor. Cuando se lucha por hacer valer la democracia no es aceptable el maniqueísmo”. Tampoco le vendría mal conocer la historia política de Guerrero y la formación de la izquierda en México, donde la figura de Rogelio Ortega Martínez ha sido fundamental para la democracia del país, incluso antes de la existencia del PRD, mucho antes de que se conformara Morena y, por supuesto, antes de que el joven dirigente naciera.
La segunda actividad, también realizada el 24 de mayo, fue encabezada por el exgobernador Ángel Aguirre Rivero, quien desde la campaña presidencial manifestó su apoyo a Claudia Sheinbaum, y cuyo grupo político ha estado activo promoviendo el voto para las elecciones del Poder Judicial del próximo domingo 1 de junio.
Para quienes aún vinculan a Aguirre únicamente con la tragedia de los 43 normalistas, valdría la pena reflexionar sobre otra máxima puesta en práctica por AMLO, no solo en el PRD, sino también en Morena: “Los políticos no se dividen entre buenos y malos; se distinguen, sobre todo, por su forma de actuar en determinadas circunstancias”. Y las actuales circunstancias en las que actúa Ángel Aguirre apuntan a apoyar la legitimación de las elecciones del Poder Judicial, frente a adversarios que apuestan a la baja participación ciudadana.
La tercera actividad se realizó el domingo 25 de mayo, con el objetivo de promover la participación en las elecciones judiciales. Fue encabezada por la senadora Beatriz Mojica Morga, acompañada del diputado federal Alfonso Ramírez Cuéllar, Alberto López Rosas y el expriista Mario Moreno Arcos. Quienes criticaron con desdén la presencia de Mario Moreno en el evento, aferrándose al discurso de que solo algunos tienen derecho a participar en Morena, harían bien en recordar que “los fundadores del PRD ―entonces― no éramos los únicos con derecho a participar”.
Repetía una y otra vez: "el PRD (ahora Morena) no es de nadie, no tiene dueño, es de todos. Es un instrumento de lucha al servicio de la sociedad. Entonces, no se trata de buenos o malos o de quién llegó primero. Esto tiene que ver con la congruencia. Puede tratarse de una persona que viene del PRI, pero al momento de tomar postura y comenzar a actuar en el movimiento popular, en el movimiento de izquierda, tiene una actitud distinta. No se puede cuestionar o juzgar a priori, a rajatabla. Hay que cuidar los principios, pero debe concederse el beneficio de la duda".
Justamente esta apertura y flexibilidad política fue la que permitió al expresidente Andrés Manuel lograr la tan ansiada reforma judicial. Miguel Ángel Yunes Márquez, senador panista y acérrimo adversario de AMLO, fue quien dio el voto clave para aprobar dicha reforma.
Por cierto, cuando Miguel Ángel Yunes votó con la bancada de Morena, el senador Gerardo Fernández Noroña lo defendió con el argumento de que “el movimiento de Morena es amplio” y el senador Félix Salgado expresó su beneplácito por la afiliación de Yunes a Morena: “No hay que ser ingratos, gracias al voto de Yunes hicimos la mayoría calificada. Ahí hay que bajarle, porque atacan mucho a Yunes y no es justo ni es correcto”, expresó el senador Félix Salgado.
¿Quién va a criticar entonces a Rogelio Ortega, Ángel Aguirre, Mario Moreno o Beatriz Mojica, si simplemente están poniendo en práctica las lecciones del fundador del Movimiento Regeneración Nacional? “En política, hay que correr riesgos para avanzar. Es indispensable equilibrar principios con eficacia. Con más razón ahora, cuando existe una derecha neofascista y voraz, se requiere de unidad de todos los que nos situamos en el abanico de las fuerzas progresistas. No estamos para ponernos muy exigentes, para exquisiteces, para decir: Este compañero sí; este no. Este tiene una manchita, este otro no es puro. Así no se puede. La política la hacen hombres y mujeres, no se hace con santos. Por eso, hay que tener una visión amplia y abierta, para preservar lo fundamental y no fijarse nada más en lo accesorio”.
Esto tiene que ver con la congruencia. Puede tratarse de una persona que viene del PRI, pero al momento de tomar postura y comenzar a actuar en el movimiento popular, en el movimiento de izquierda, tiene una actitud distinta.