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La política cultural de la Ciudad de México ha sido objeto de escrutinio, particularmente en lo que respecta a la distribución de sus recursos. La reciente controversia que rodea a los conciertos masivos de Residente y Fermín Muguruza en el Zócalo y la Plaza de la República ha actuado como un catalizador para un debate más amplio sobre las prioridades de gasto de la Secretaría de Cultura capitalina.
El contrato CULTURA/DGAF/039/2025 revela que la dependencia gubernamental erogó 22 millones 200 mil pesos a la empresa 2 Hands Production Services S.A. de C.V. por la realización de ambos eventos. Esta cifra ha avivado el cuestionamiento sobre si este tipo de inversión constituye un uso prudente de los fondos públicos o, como sugieren algunos críticos, un "derroche" en detrimento de otras áreas del sector.
El contraste con el fomento a otras disciplinas
El gasto en los conciertos masivos adquiere una dimensión más crítica al ser comparado con la financiación de programas de apoyo directo a la comunidad artística. La erogación de 22.2 millones de pesos para dos conciertos tiene un peso significativo si se considera lo que se podría haber logrado con ese mismo monto en otras áreas.
Por ejemplo, el Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico (PECDA) de la Ciudad de México otorga estímulos de hasta 120,000 pesos por proyecto. El costo de los dos conciertos de Residente y Muguruza podría haber financiado hasta 185 proyectos artísticos de alto nivel a través de este programa.
De manera similar, los 22.2 millones de pesos podrían haber cubierto el apoyo económico mensual de 10,000 pesos a 185 artistas jóvenes durante todo un año a través del programa Jóvenes Creadores del Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales (SACPC), antes conocido como FONCA.
Además, el costo de los conciertos supera por más del doble el presupuesto de 8.8 millones de pesos aprobado para la conversión de un antiguo cine en la quinta Fábrica de Artes y Oficios (FARO) de la Ciudad de México.
La crítica de la comunidad artística sostiene que esta asignación desproporcionada de recursos no solo desvía fondos, sino que también desprofesionaliza el sector. Al destinar una parte considerable del presupuesto a eventos de corta duración y a un puñado de artistas de renombre, el gobierno refuerza una visión de la cultura como un bien de consumo esporádico.
Esto va en detrimento del apoyo sostenido y a largo plazo que necesitan los artistas, lo que perpetúa la inestabilidad laboral en un sector ya vulnerable. De acuerdo con artistas de la Asamblea de Artes de la CDMX, esta precariedad ha llevado a muchos a tener que trabajar en áreas ajenas a su profesión, como ser conductores de Uber o Didi, para poder subsistir.
El Contrato de Residente y Muguruza
El contrato para los conciertos masivos, que ascendió a un total de 22.2 millones de pesos, ofrece una visión detallada de los costos asociados a este tipo de eventos públicos. Del monto total, una porción se destinó al talento artístico, mientras que la mayoría se orientó a cubrir los gastos de producción. Se destinaron $8,206,800 pesos al rapero y compositor puertorriqueño Residente, quien atrajo a 180,000 personas a la Plaza de la Constitución, y $1,681,467 pesos a Fermín Muguruza, cuya presentación reunió a 15,000 personas en la explanada del Monumento a la Revolución.
El resto del presupuesto, que supera la suma pagada a los artistas, se utilizó para cubrir los gastos logísticos y técnicos. Por ejemplo, el montaje del escenario costó 1.5 millones de pesos, el servicio integral de vallas y barricadas perimetrales tuvo un valor de 650,000 pesos, y la alimentación e hidratación de los artistas y el equipo involucrado sumó 550,000 pesos.
Desglose y análisis del costo por asistente
Al analizar los costos en relación con la asistencia, la discrepancia entre ambos eventos se hace evidente. El concierto de Residente tuvo un costo aproximado de $123.33 pesos por asistente ($22.2 millones de pesos divididos entre 180,000 personas). En contraste, la presentación de Fermín Muguruza tuvo un costo per cápita sustancialmente mayor, de $1,480 pesos por asistente ($22.2 millones de pesos divididos entre 15,000 personas).
Esta marcada diferencia no se debe al costo del "talento" en sí, sino a la naturaleza de los gastos de producción. La mayor parte de la inversión total (12.32 millones de pesos) se destinó a costos fijos como el escenario, el sonido, la iluminación, las vallas, las ambulancias, y la alimentación. Estos gastos no se ajustan de manera proporcional al número de asistentes.
La verdadera pregunta, por lo tanto, no es el costo por persona, sino la decisión de incurrir en una cifra tan alta para gastos fijos en un evento cuya afluencia era incierta. El elevado costo por asistente del concierto de Muguruza es un efecto secundario de la baja asistencia, no una causa del gasto, lo que plantea interrogantes sobre la viabilidad y la eficiencia de una política de "eventos masivos" si no se garantiza una audiencia proporcional.
Concepto de Gasto |
Costo (pesos) |
Porcentaje del Gasto Total |
Gasto Total del Contrato |
$22,200,000 |
100% |
Talentos Artísticos |
$9,888,267 |
44.5% |
- Residente |
$8,206,800 |
37.0% |
- Fermín Muguruza |
$1,681,467 |
7.5% |
Costos de Producción Integral |
$12,311,733 |
55.5% |
- Escenario |
$1,500,000 |
6.8% |
- Vallas Perimetrales |
$650,000 |
2.9% |
- Alimentación e Hidratación |
$550,000 |
2.5% |
- Otros (ambulancias, internet, etc.) |
$9,611,733 |
43.3% |
Tabla 1. Desglose del Contrato CULTURA/DGAF/039/2025
El Contraste Político del Concierto de Muguruza
El contexto de la presentación de Fermín Muguruza añade una capa de complejidad al análisis. Días antes de su concierto en la Plaza de la República, su presentación en el Multiforo Cultural Alicia fue suspendida por la policía capitalina, el Ejército y la Guardia Nacional. Ante este hecho, la Secretaría de Gobernación y el gobierno capitalino negaron haber dado la instrucción de desalojo. Por su parte, la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México declaró que "actuará conforme lo instruya la jefa de Gobierno" y esperaría las investigaciones correspondientes.
El posterior concierto gratuito de Muguruza, financiado con fondos públicos, puede interpretarse como una respuesta política calculada. Al programar y financiar el evento en un espacio público de alto perfil, la administración pudo rectificar la narrativa, desvincularse de la percepción de censura previa y reforzar su discurso de que apoya la cultura. Esto demuestra cómo la política de eventos masivos no es simplemente una estrategia cultural, sino que también puede funcionar como una herramienta de "soft power" y gestión de crisis para construir una imagen pública favorable de la administración en turno.
Entre la Austeridad y la Espectacularidad
Para evaluar el impacto del gasto de los conciertos, es fundamental situarlo en su marco presupuestal. Es importante aclarar la confusión entre el presupuesto de la Secretaría de Cultura Federal (Ramo 48) y el de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México. El gasto de 22.2 millones de pesos corresponde a la dependencia capitalina, cuyo presupuesto anual es significativamente menor que el de la entidad federal.
El presupuesto de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México para 2024 fue de $1,076,185,727 pesos. En 2022, la cifra autorizada fue de $1,028,452,300.05. Visto en este contexto, el gasto de 22.2 millones de pesos para los dos conciertos representa aproximadamente el 2% del presupuesto anual de la dependencia capitalina, una porción que, aunque no es la mayoría, sí es una fracción considerable.
En contraste, el presupuesto federal del Ramo 48 se mide en miles de millones de pesos. El presupuesto para 2024 fue de $16,754,896,906 pesos. Para 2025, la Secretaría de Hacienda propuso inicialmente un recorte, destinando $12,081,496,999 pesos, lo que habría sido el presupuesto más bajo en la historia de la dependencia desde su conformación en 2017. No obstante, el presupuesto final aprobado para 2025 se incrementó a 15 mil millones de pesos, reorientando fondos para proyectos específicos, como el de Chapultepec.
La controversia sobre el gasto de los conciertos se intensifica cuando se considera el contexto de los recortes presupuestales que han afectado al sector a nivel nacional. Organizaciones como el Movimiento Colectivo por la Cultura y el Arte en México (MOCCAM) y la Asamblea de Artes de la Ciudad de México han calificado los recortes como "críticos" y han advertido que podrían poner en riesgo miles de empleos y la operación de recintos culturales en todo el país. En este panorama de precarización, el gasto en un puñado de eventos de gran formato es percibido como una inversión que prioriza el espectáculo sobre el fomento sostenido de la creación artística.
Justificaciones oficiales vs. críticas de la sociedad civil
La estrategia del gobierno capitalino se ha justificado como un esfuerzo para garantizar el "acceso a bienes culturales" y de posicionar a la Ciudad de México como la "mejor ciudad cultural del mundo", citando rankings internacionales que la reconocen por su variedad de actividades y conciertos masivos gratuitos. Este enfoque se basa en la premisa de que la cultura, como derecho, debe ser accesible para las grandes audiencias, sin barreras económicas.
No obstante, esta perspectiva es objeto de fuertes críticas desde la sociedad civil y el ámbito político. Se ha argumentado que estos eventos son una forma de "proselitismo" y "soft power" para construir una imagen pública favorable de la administración en turno, utilizando el entretenimiento como una forma de ganar adeptos y distraer a la población de problemas sociales más profundos. Un diputado del Partido Acción Nacional (PAN) incluso advirtió que "se ponen en riesgo vidas por ganar aplausos fáciles", señalando los riesgos de protección civil inherentes a los eventos masivos.
El debate de fondo, por lo tanto, no es sobre la necesidad de hacer la cultura accesible, sino sobre la definición misma de lo que es la cultura y el papel del gobierno en su promoción. El modelo de eventos masivos se basa en la idea de que la cultura es algo que se "consume," y que el gobierno debe proveer el acceso a un producto cultural prefabricado. Por otro lado, los críticos argumentan que la cultura es algo que se "crea" y se "vive," y que el papel del gobierno debería ser apoyar a los creadores y las comunidades para que produzcan su propia cultura de manera sostenible. La disputa es filosófica, no solo financiera.
Perspectiva comparada: CDMX en el contexto global
La estrategia de la Ciudad de México de priorizar los "mega-eventos" para proyectarse como una capital cultural es un modelo que contrasta con el de otras metrópolis globales. Si bien una comparación numérica directa de los presupuestos es compleja debido a las diferencias en moneda y el alcance de las dependencias gubernamentales, un análisis cualitativo de la filosofía de gasto es revelador.
Madrid, España, por ejemplo, destinó un presupuesto de 191.7 millones de euros para su sección de Cultura en 2025, un incremento del 3.1% con respecto al año anterior. La delegada de Cultura, Turismo y Deporte de Madrid, Marta Rivera de la Cruz, destacó que el presupuesto perseguía un triple objetivo: garantizar el acceso a la cultura, reforzar el tejido cultural y afianzar la posición de Madrid en el plano internacional. La inversión se enfoca en fortalecer la infraestructura cultural, con 35.4 millones de euros para bibliotecas, 14.8 millones para museos y la creación de nuevos espacios escénicos dedicados a la danza.