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El objeto interestelar 3I/ATLAS, cuyo tamaño es similar al de la isla de Manhattan, está experimentando una misteriosa y dramática transformación a medida que se acerca al Sol. En un par de semanas, ha cambiado de color, pasando de rojo a verde. Este fenómeno, observado por el Observatorio Europeo Austral, ha desconcertado a los científicos y ha encendido un debate sobre la naturaleza de este visitante.
¿Qué está sucediendo?
El cambio de color está vinculado a un fuerte aumento en la liberación de cianuro y níquel. Lo que hace que este evento sea tan singular es que el aumento de actividad de 3I/ATLAS es "superlineal", lo que significa que su intensificación no es gradual ni predecible según las leyes de la física. Esto sugiere que no es simplemente el calor del Sol lo que lo está alterando, sino que hay "algo más" en juego, un proceso activado por una temperatura mínima o un "efecto umbral".
Como explica el astrofísico de Harvard, Avi Loeb, una vez que 3I/ATLAS alcanza esta temperatura, una reacción interna se activa. Esto lo diferencia de los cometas típicos, que generalmente se calientan y activan de manera más predecible.
De un objeto inactivo a un cometa
Inicialmente, 3I/ATLAS no tenía las características de un cometa, pero a medida que se aproxima al Sol, ha desarrollado una coma brillante y está comenzando a formar una cola. Los científicos creen que su superficie enrojecida está siendo reemplazada por diminutos granos de hielo brillante que alteran cómo refleja la luz. Este fenómeno, combinado con la emisión de cianuro y níquel, ha provocado su cambio de color de rojo a verde.
Hasta el momento, 3I/ATLAS es el tercer objeto interestelar conocido que visita nuestro sistema solar, después de 1I/'Oumuamua y 2I/Borisov. Sin embargo, su comportamiento atípico lo distingue de sus predecesores, combinando características conocidas de cometas con una evolución inesperada que ha mantenido a los astrónomos en vilo.