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El candidato de derecha radical José Antonio Kast fue elegido este domingo presidente de Chile tras imponerse con una amplia diferencia sobre Jeannette Jara, abanderada de la coalición oficialista de centroizquierda y militante del Partido Comunista.
Con cerca del 60% de los votos contabilizados, Kast obtenía alrededor de 20 puntos porcentuales de ventaja, según cifras oficiales del Servicio Electoral de Chile (Servel). En ese conteo parcial, el líder del Partido Republicano alcanzaba el 59,16% de las preferencias, frente al 40,84% de Jara.
La exministra del Trabajo del gobierno de Gabriel Boric reconoció rápidamente el resultado. A poco más de una hora y media del cierre de las urnas, Jara confirmó que había llamado al presidente electo para felicitarlo.
“La democracia habló fuerte y claro. Me acabo de comunicar con el Presidente electo @joseantoniokast para desearle éxito por el bien de Chile”, escribió en la red social X.
Economistas y analistas comenzaron a evaluar el impacto del resultado incluso antes de finalizar el escrutinio. “Más de 20 puntos porcentuales de diferencia entre Kast y Jara. Difícil que una brecha así no tenga efectos relevantes en los activos financieros locales”, señaló en X Jorge Selaive, economista jefe de Scotiabank Chile, aludiendo al peso, las tasas de interés y el mercado bursátil.
La campaña estuvo dominada por el debate sobre seguridad pública, el eje que terminó inclinando la balanza electoral. En sus últimos actos, Kast describió un país sumido en el desorden y prometió una política de mano dura contra la delincuencia y el crimen organizado.
Desde Temuco, capital de una región atravesada por el conflicto entre comunidades mapuche y el Estado, el abogado de 59 años acusó al actual gobierno de haber generado “caos, desorden e inseguridad”, y aseguró que su administración buscará “orden, seguridad y confianza”.
Aunque Chile continúa siendo uno de los países más seguros de América Latina, el aumento del crimen organizado y la inmigración irregular se consolidó como la principal preocupación ciudadana, erosionando el respaldo al presidente Boric. El mandatario, impedido constitucionalmente de buscar la reelección, intentó responder reforzando el presupuesto policial, creando unidades especializadas contra el crimen y desplegando militares en la frontera, pero esas medidas no lograron revertir el malestar.
El desgaste del oficialismo contrastó con el fortalecimiento de Kast, cuyas propuestas —consideradas excesivamente duras por parte del electorado en 2021— encontraron ahora mayor respaldo entre votantes cansados de la inseguridad y de los partidos tradicionales.
Los mercados reaccionaron positivamente tras la primera vuelta del mes pasado, con una apreciación del peso chileno y una suba del índice bursátil de referencia. Inversionistas esperan que un eventual gobierno de Kast impulse reformas promercado, como desregulación y cambios en el sistema de capitales, pese a que no contará con mayoría propia en el Congreso.
Las elecciones marcaron además un hito institucional: fueron las primeras presidenciales realizadas bajo el sistema de voto obligatorio, con todos los ciudadanos mayores de 18 años habilitados para sufragar.