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México se ubica entre los tres países con más jets privados del mundo, con casi 2 mil aeronaves, sólo detrás de Estados Unidos y Brasil, reveló un informe de la Alianza por la Justicia Fiscal (AJF). La aviación privada, que contamina entre cinco y 14 veces más por pasajero que un vuelo comercial, concentra los efectos de la desigualdad y la crisis climática.
“El 0.1% más rico contamina prácticamente lo mismo que el 40% más pobre”, explicó Diego Merla, coordinador de Estrategia de Justicia Fiscal en Oxfam México. Para él, estos datos evidencian la urgencia de una reforma fiscal progresiva, que redistribuya la carga ambiental entre quienes más generan emisiones y quienes sufren sus consecuencias.
No sólo los jets privados son un problema. Los yates recreativos en México generan emisiones equivalentes a las de 1,400 personas al año, y sin embargo los cobros por atraque están entre los más bajos del mundo: 64 pesos diarios en Los Cabos o 20 pesos por pie en Cozumel, frente a 120-240 dólares en Estados Unidos.
La desigualdad ambiental también se refleja en los negocios de los tres hombres más ricos de México: Carlos Slim, Germán Larrea y Alejandro Baillères, cuyas empresas contaminan más que 17 millones de mexicanos.
El informe de la AJF, Más verdes, más justos: impuestos que cuiden al planeta y a las personas, advierte que México enfrenta una triple crisis ambiental: cambio climático, contaminación y pérdida de biodiversidad, pero la política fiscal sigue subsidiando a la élite contaminante.
Entre las recomendaciones, la AJF propone impuestos al carbono, gravámenes sobre transporte privado contaminante y mecanismos fiscales que protejan los ecosistemas y la biodiversidad, con el fin de nivelar la balanza entre ricos emisores y la población afectada.