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Morelia, Michoacán. — Lo que inició como una manifestación pacífica en exigencia de justicia por el asesinato del presidente municipal de Uruapan, Carlos Manzo Rodríguez, derivó en enfrentamientos, destrozos e incendios en el Palacio de Gobierno de Michoacán, ubicado en el Centro Histórico de Morelia.
De acuerdo con reportes oficiales y transmisiones locales, un grupo de manifestantes que participaban en la marcha rompió las puertas del edificio y logró ingresar al inmueble, donde realizaron daños materiales, lanzaron objetos y encendieron fuego en algunos puntos del interior. En el sitio se escucharon consignas de “¡Justicia para Carlos Manzo!” y “¡Fuera Bedolla!”, mientras otro sector del contingente pedía mantener la protesta sin violencia.
La movilización comenzó poco después del mediodía, tras el funeral del alcalde asesinado en Uruapan la noche del 1 de noviembre durante la inauguración del tradicional Festival de las Velas. La convocatoria reunió a cientos de ciudadanos, colectivos y grupos civiles que exigían esclarecer el crimen y cuestionaban el desempeño de las autoridades estatales y federales en materia de seguridad.
Sin embargo, la tensión aumentó cuando un grupo se adelantó hacia el Palacio de Gobierno. Los manifestantes derribaron la puerta principal, ingresaron al recinto y causaron destrozos en oficinas y mobiliario. Algunos testigos señalaron que se utilizaron bombas molotov, lo que provocó un incendio que fue controlado minutos después.
Momentos más tarde, arribaron elementos de la Guardia Civil y del Agrupamiento de Reacción y Operaciones Policiales (AROP) para dispersar a los inconformes. Se registraron forcejeos, empujones y la detención de varias personas. No se ha confirmado el número de heridos ni de detenidos, aunque fuentes de seguridad señalaron que la situación fue controlada al caer la tarde.
El gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla, no se ha pronunciado directamente sobre los disturbios. En redes sociales, ciudadanos y líderes locales expresaron tanto apoyo como rechazo a la forma en que derivó la manifestación, reflejando la polarización social tras el homicidio del alcalde independiente, conocido por su discurso frontal contra la delincuencia organizada.
La zona centro de Morelia permaneció acordonada durante la tarde y parte de la noche, mientras personal de Protección Civil y bomberos evaluaba los daños en el histórico Palacio de Gobierno, símbolo del poder estatal y epicentro de una protesta que evidenció la creciente frustración ciudadana ante la violencia y la impunidad en Michoacán.
