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GUERRERO. El partido oficialista Morena ha logrado consolidar su poder en el Congreso local de Guerrero, sumando a dos diputados que, aunque postularon bajo la bandera del Partido del Trabajo (PT), han decidido abandonar esa bancada para unirse a Morena. Con la incorporación de Pánfilo Sánchez Almazán y Claudia Sierra Pérez, Morena ahora cuenta con 25 legisladores, asegurando la mayoría simple y fortaleciendo el control político del partido en la entidad.
La maniobra, aunque justificada por los diputados como una forma de "fortalecer" la agenda de la presidenta Claudia Sheinbaum, ha sido vista por críticos como una muestra de la fragilidad de las alianzas políticas y del pragmatismo que prioriza el poder sobre la lealtad partidista.
Un cambio de camiseta bajo el pretexto de la "transformación"
La renuncia de Sánchez Almazán y Sierra Pérez fue notificada a la Mesa Directiva del Congreso. Aunque ambos legisladores ganaron sus escaños en las elecciones de 2024 gracias a la alianza del PT con Morena y el PVEM, su corazón político siempre estuvo con el partido guinda.
- Pánfilo Sánchez Almazán, un expanista que se sumó a Morena en 2021, argumentó que su decisión busca "cerrar filas" en favor de los pueblos indígenas, en sintonía con el llamado de la presidenta Sheinbaum. A pesar de haber sido electo bajo las siglas del PT, negó cualquier ingratitud, alegando que se debe a los votantes de su distrito.
- Claudia Sierra Pérez, quien ya había sido diputada por Morena en la legislatura pasada, simplemente regresó a su bancada original.
El movimiento político ha tenido un impacto directo en el PT, que ahora pasa de ser un grupo parlamentario con cuatro diputados a una simple representación parlamentaria con solo dos, el mismo número que Movimiento Ciudadano.
¿Alianza en riesgo?
A pesar de que Sánchez Almazán aseguró que su decisión no significa un "rompimiento" con el PT, el hecho de que el partido haya perdido la mitad de su bancada legislativa en Guerrero habla por sí mismo. La adhesión de estos diputados a Morena consolida aún más el poder del partido en el estado, bajo la premisa de que "la alianza va más allá del terreno legislativo".
Los movimientos de este tipo son cada vez más comunes en la política mexicana, donde los legisladores cambian de camiseta una vez que las alianzas de conveniencia han servido su propósito, dejando a los partidos que los impulsaron en una posición de vulnerabilidad.
