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Washington.- Estados Unidos confiscó un petrolero sancionado frente a las costas de Venezuela, en la primera incautación conocida de este tipo desde que Washington comenzó a reforzar su presencia militar en la región. El presidente Donald Trump confirmó la operación, que elevó de inmediato los precios internacionales del crudo y profundizó las tensiones con el gobierno de Nicolás Maduro.
Trump declaró que el petrolero —al que describió como “muy grande”— fue asegurado como parte de la campaña para presionar la salida del mandatario venezolano. Consultado sobre el destino del cargamento, respondió: “Lo conservaremos, supongo”. El gobierno venezolano calificó la acción como “robo flagrante” y “piratería internacional”, anunció que defenderá su soberanía ante instancias globales y acusó a Washington de escalar su ofensiva política y militar.
La operación, ejecutada por el FBI, el Departamento de Seguridad Nacional y la Guardia Costera con apoyo militar, fue divulgada por la fiscal general estadounidense, Pam Bondi, quien difundió un video en el que agentes armados descienden desde helicópteros para abordar la embarcación. Aunque Washington no identificó el barco, la firma británica Vanguard reportó que se trataría del Skipper, previamente sancionado por transportar petróleo iraní bajo el nombre Adisa.
Datos satelitales indican que el buque había partido días antes del puerto venezolano de Jose con 1,1 millones de barriles de crudo Merey. Tras la noticia de la incautación, el Brent y el WTI subieron 0.4% al cierre de la sesión.
El episodio añade presión a un sector petrolero venezolano ya afectado por sanciones y descuentos forzados en su venta a China, en un mercado competido por crudo sancionado ruso e iraní. Analistas reconocen que la medida aviva las preocupaciones de corto plazo sobre la oferta, pero señalan que no modifica sustancialmente el contexto global, pues se esperaba que el cargamento permaneciera inactivo por las restricciones.
La incautación ocurre mientras la administración Trump intensifica acciones militares en el Caribe y el Pacífico. Desde septiembre, Estados Unidos ha realizado más de 20 ataques contra embarcaciones que acusa de narcotráfico, con más de 80 personas muertas, operaciones cuya legalidad ha sido cuestionada por expertos y que generan creciente oposición interna, según un sondeo reciente.