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Toronto, Canadá. Una investigación de la organización pacifista Project Ploughshares ha desvelado que la tecnología de vigilancia militar canadiense fue crucial en los ataques de Estados Unidos contra supuestas "narcolanchas" en el Caribe, operaciones que dejaron cerca de 14 muertos y que han sido calificadas como "ejecuciones extrajudiciales" por observadores de derechos humanos.
Sensores "made in Canada" en ataques létales
El informe, publicado el 6 de octubre de 2025, señala que los ataques del 2 y 15 de septiembre de 2025 fueron llevados a cabo por las fuerzas estadounidenses utilizando sensores electro-ópticos y de infrarrojos (EO/IR) fabricados por la empresa canadiense L3Harris WESCAM, una subsidiaria del gigante de defensa estadounidense L3Harris Technologies.
La evidencia fue descubierta por Project Ploughshares al analizar la interfaz gráfica de las imágenes de los ataques distribuidas por el Pentágono, a pesar de los intentos de las autoridades militares por ocultar la procedencia del equipo. L3Harris es uno de los mayores productores mundiales de estos avanzados sistemas de vigilancia y puntería, los cuales son utilizados por las fuerzas armadas de casi 90 países.
¿Ejecuciones extrajudiciales en aguas internacionales?
El señalamiento más grave del informe recae en la naturaleza de los ataques. Project Ploughshares subraya que tanto observadores de derechos humanos como representantes de la ONU han determinado que estas acciones, efectuadas en aguas internacionales y dirigidas contra presuntos traficantes de drogas sin que existiera un conflicto declarado, constituyen ejecuciones extrajudiciales.
Este no es el primer incidente que involucra la tecnología WESCAM. En 2020, la misma organización denunció que Turquía había desviado estos sistemas a zonas de conflicto donde se documentaron violaciones de los derechos humanos, lo que obligó al Gobierno canadiense a suspender temporalmente esas exportaciones.
La peligrosa "laguna legal" con EU
La raíz del problema, según Project Ploughshares, es un acuerdo bilateral entre Canadá y Estados Unidos, vigente desde hace décadas. Este pacto exime a la mayoría del material militar canadiense enviado a su vecino del sur—incluidos los sensores WESCAM—de los estrictos controles de exportación que impone el Tratado sobre el Comercio de Armas (ATT) de la ONU, al que Canadá se adhirió en 2019.
La organización pacifista es contundente: Canadá está legalmente obligado a garantizar que sus exportaciones militares no contribuyan a violaciones del derecho internacional. Por ello, instan al Gobierno de Ottawa a:
- Cerrar esta laguna legal para cumplir plenamente con el ATT.
- Establecer los mecanismos de control y equilibrio necesarios para evitar que la tecnología canadiense se vea envuelta en futuros usos ilícitos de la fuerza.
El reporte pone en el foco la urgente necesidad de que Canadá audite y reforme su política de exportación de armas, especialmente en su relación con Estados Unidos, para evitar ser cómplice indirecto de acciones cuestionables a nivel internacional.