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México.- La polémica en torno a Raúl Rocha Cantú volvió a encenderse esta semana, luego de que medios nacionales revelaran que la Fiscalía General de la República obtuvo una orden de aprehensión en su contra por presunta participación en una red dedicada al tráfico de drogas, armas e hidrocarburos entre México y Guatemala.
El caso, aún bajo reserva judicial, arroja un rastro que mezcla diplomacia, contratos petroleros, expansión empresarial y el súbito ascenso del magnate regiomontano como actor central del concurso Miss Universo.
La historia pública del empresario comenzó a ganar dimensión en enero de 2022, cuando Rocha asumió como cónsul honorario de Guatemala en el Estado de México, un nombramiento respaldado por altos funcionarios de ambos países. Ese mismo año, su empresa Soluciones Gasíferas del Sur se presentó a una licitación de Pemex Exploración y Producción para la construcción de ductos terrestres. En febrero de 2023, la petrolera le adjudicó un contrato superior a 745 millones de pesos. No obstante, la ejecución avanzó de forma mínima, rodeada de trámites atorados, conceptos fuera de catálogo y trabajos aún sin validar, según documentos internos.
Mientras los negocios en el sector energético enfrentaban tropiezos, Rocha expandió su presencia en el mundo del espectáculo: en noviembre de 2023 adquirió Miss Universo México y un mes después se convirtió en copropietario global del certamen a través de Legacy Holding Group.
A finales de ese mismo año comenzó a gestarse la investigación que ahora lo tiene en la mira. Una denuncia anónima presentada ante la FGR en noviembre de 2024 describió supuestos vínculos del empresario con una red binacional de contrabando. La Fiscalía, según lo publicado, intervino teléfonos y comenzó a detectar comunicaciones sobre operaciones ilícitas. En diciembre, reportes periodísticos señalaron incluso presuntas filtraciones internas dentro de la Fiscalía Especializada en Delincuencia Organizada.
El expediente se aceleró en 2025. Cateos en Querétaro y la Ciudad de México llevaron al aseguramiento de documentos vinculados con empresas relacionadas con Rocha. Para agosto, una agente de la FEMDO ya había solicitado una orden de captura, que finalmente fue otorgada el 15 de noviembre por un juez federal de Querétaro. La lista de imputados incluye a colaboradores y presuntos operadores de la red, así como a una funcionaria de la propia FEMDO, Mari Carmen Ramírez, detenida y vinculada a proceso.
El universo Miss Universo tampoco quedó al margen: entre renuncias de jurados, acusaciones de manipulación en la votación y señalamientos cruzados de conflictos de interés con directivos de Pemex, la presión sobre Rocha se intensificó. La empresa petrolera terminó por deslindarse de cualquier relación con el certamen y del propio empresario.
Finalmente, el 19 de noviembre, según información difundida por medios nacionales, Rocha firmó un acuerdo para convertirse en testigo protegido, un giro que reconfigura el tablero: de señalado a colaborador clave en una investigación que apunta no solo a operadores privados, sino a presuntas redes financieras y vínculos con funcionarios.
Hoy, con la orden de captura hecha pública y varios de sus presuntos colaboradores ya procesados, el caso Rocha Cantú se perfila como uno de los expedientes más enredados —y políticamente sensibles— del año: un rompecabezas donde convergen diplomacia improvisada, contratos cuestionados, disputas en la corona de Miss Universo y una investigación federal que sigue abriéndose paso entre sombras, lealtades y silencios.