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París, Francia. - El robo relámpago de nueve piezas históricas de la corona francesa en la Galería de Apolo del Museo del Louvre no solo ha dejado un boquete en su colección, sino que ha abierto una profunda grieta en su credibilidad. El debate ya no se centra solo en la identidad de los ladrones, sino en la sorprendente fragilidad de las vitrinas de seguridad, calificadas de "ultramodernas", que fueron rotas con una simple sierra discal en cuestión de minutos.
La polémica estalló tras una explosiva publicación del semanario satírico Le Canard Enchaîné, que lanzó la pregunta más incómoda: ¿las nuevas vitrinas, instaladas en 2019, eran realmente más vulnerables que el sistema que reemplazaron?
El Louvre defiende su modernización
Ante el señalamiento público, la dirección del Louvre se vio obligada a emitir una defensa categórica de su equipo, catalogando la nueva instalación como un "avance considerable" en seguridad.
"El Museo del Louvre afirma que las vitrinas instaladas en diciembre de 2019 representaban un avance considerable en términos de seguridad, ya que el grado de obsolescencia de los antiguos equipos era evidente y, de no haberse sustituido, habría obligado a retirar las obras de la exposición al público", declaró la pinacoteca a AFP.
El relato del asalto es humillante: un grupo de ladrones accedió a la Galería de Apolo usando un montacargas exterior y necesitó apenas unos minutos para quebrar varias de las vitrinas y llevarse nueve joyas, abandonando una en su apresurada huida.
El fantasma del 'viejo sistema'
El artículo satírico subraya una ironía de la seguridad: el robo se habría evitado si el Louvre hubiera conservado una vitrina blindada de los años 50. Este "viejo sistema" no solo estaba reforzado, sino que contaba con un mecanismo que le permitía "desaparecer a la primera alerta" en una caja fuerte subterránea.
No obstante, el museo se defendió argumentando que la nostalgia no garantiza el blindaje. Insistieron en que el sistema de los años 50 y su posterior mecanismo en los 80 estaban "obsoletos, con incidencias de bloqueo en el descenso de los laterales", lo que ya había provocado "varios accidentes" y puesto "en peligro las obras".
Según el Louvre, las vitrinas rotas, producto de estudios iniciados en 2014, "cumplían con todas las garantías necesarias", una afirmación que ahora será el foco de la investigación. El robo ha puesto en tela de juicio si la modernización del museo privilegió la estética sobre la verdadera protección de un patrimonio incalculable.