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La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha designado a México como país de demostración para el cultivo de amaranto, dentro de su iniciativa global "Un país, un producto prioritario". Esta designación reconoce el papel de México en la promoción y fortalecimiento de la cadena de valor de este cultivo ancestral.
El amaranto, conocido como huautli, ha sido parte integral de la agricultura tradicional de México por más de cuatro mil años, particularmente dentro del sistema Milpa. Este grano es considerado uno de los 50 alimentos del futuro debido a su alto valor nutricional y versatilidad.
La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural ha informado que esta distinción se logró tras un proceso de colaboración que comenzó en 2020 con diversas instituciones académicas y de investigación, como el Colegio de Postgraduados, la Universidad Autónoma Chapingo, y el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias. Estas colaboraciones han permitido la realización de actividades esenciales para alcanzar la nominación de la FAO, tales como el mejoramiento genético del amaranto y la conservación de la semilla.
La FAO destaca el amaranto por su contenido nutricional, especialmente por ser una fuente completa de proteínas, vitaminas y minerales, tales como la vitamina A, B, C, ácido fólico, niacina, calcio, hierro y fósforo. Además, es uno de los pocos alimentos vegetales ricos en aminoácidos esenciales, como la lisina.
La producción de amaranto en México ha visto un incremento significativo, con una cosecha reportada de seis mil toneladas en 2023, lo que representa un aumento del 4.8% respecto al año anterior. Estados como Puebla, Tlaxcala, Estado de México, Ciudad de México, Oaxaca y Morelos se destacan como los principales productores.
Esta iniciativa de la FAO no solo reconoce el valor nutricional y cultural del amaranto, sino que también busca promover prácticas agrícolas sostenibles y mejorar la vida de los agricultores mediante el desarrollo de mercados nacionales e internacionales para este y otros productos agrícolas especiales. La expectativa es que la experiencia de México sirva de modelo para otros países en la región en el desarrollo de cadenas de valor agrícolas sostenibles e inclusivas.