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Hoy se cumplen 29 años de la masacre de Aguas Blancas, un hecho ocurrido el 28 de junio de 1995, donde 17 campesinos fueron asesinados y 23 resultaron gravemente heridos en un enfrentamiento con la Policía Judicial del Estado de Guerrero. El incidente tuvo lugar en el vado de Aguas Blancas, municipio de Coyuca de Benítez, región de la Costa Grande de Guerrero.
Los hechos se desencadenaron cuando miembros de la Organización Campesina de la Sierra del Sur (OCSS), que se dirigían a un mitin en Atoyac de Álvarez, fueron interceptados por la policía estatal. A pesar de las primeras declaraciones policiales que describían el evento como un enfrentamiento armado, pruebas videográficas posteriores mostraron que los campesinos, desarmados, fueron atacados sin mediar provocación.
Este incidente, marcado por severas críticas a las autoridades estatales, llevó al entonces gobernador Rubén Figueroa Alcocer a solicitar licencia definitiva de su cargo. A pesar de los años transcurridos y las irregularidades en las investigaciones subsecuentes, aún no se ha emitido sentencia condenatoria alguna contra los responsables del ataque.
La masacre es recordada como un claro ejemplo de impunidad en delitos de violencia estatal contra grupos civiles en México. A 29 años de distancia, la falta de justicia continua siendo un tema pendiente en el estado de Guerrero.
