Table of Contents
En un laboratorio alemán, la frontera entre lo vivo y lo artificial comienza a desdibujarse. La empresa emergente SWARM Biotactics trabaja en una tecnología que utiliza cucarachas reales como vehículos de reconocimiento, equipándolas con diminutos dispositivos electrónicos capaces de captar imágenes, sonidos y datos del entorno.
El proyecto, revelado en un reportaje reciente del programa 60 Minutes de la cadena CBS, se apoya en cucarachas silbadoras de Madagascar, una especie conocida por su resistencia y capacidad de desplazarse en condiciones extremas. Sobre el cuerpo del insecto se instala una pequeña “mochila” tecnológica que integra sensores, microelectrónica y un sistema de comunicación inalámbrica.
Stefan Wilhelm, director ejecutivo de la compañía, explicó que estos insectos ofrecen ventajas que la tecnología convencional aún no puede igualar. “Son extremadamente móviles, resistentes y pueden acceder a espacios donde los drones o robots fallan”, afirmó, al destacar que millones de años de evolución han convertido a la cucaracha en un organismo altamente eficiente.
El dispositivo que porta cada insecto pesa actualmente hasta 15 gramos, aunque los ingenieros trabajan para reducirlo a alrededor de 10 gramos con el objetivo de mejorar su autonomía y desempeño. Para guiar sus movimientos, neurocientíficos de la empresa colocan electrodos en las antenas de las cucarachas, estimulando sus circuitos nerviosos y aprovechando su capacidad natural de orientación.
Desde una consola de control, los operadores pueden influir en la dirección del desplazamiento del insecto, sin anular por completo su comportamiento biológico. Este enfoque, según la empresa, permite crear sistemas de reconocimiento discretos y difíciles de detectar.
Las posibles aplicaciones son principalmente militares. SWARM Biotactics sostiene que sus “plataformas biohíbridas” pueden operar en ambientes con altas temperaturas, radiación o presencia de sustancias químicas, condiciones que dañan con facilidad a muchos dispositivos mecánicos. La compañía confirmó que ya colabora con las Fuerzas Armadas alemanas en pruebas experimentales.
No obstante, el desarrollo también ha despertado interrogantes éticas y técnicas. Especialistas externos han advertido sobre los límites del control, los riesgos sanitarios y el uso de seres vivos como herramientas de vigilancia. La empresa asegura que los procedimientos no causan dolor y que se cuida el bienestar de los insectos durante su uso.
El avance de este tipo de tecnología se produce en un contexto de mayor inversión en defensa en Alemania y de tensiones geopolíticas derivadas de la guerra en Ucrania. Aunque Moscú ha reiterado que no planea atacar a países de la OTAN, el entorno de seguridad en Europa ha impulsado la exploración de soluciones no convencionales.
Entre sensores, antenas y alas, las cucarachas cyborg plantean una pregunta inquietante: ¿hasta dónde puede llegar la fusión entre biología y tecnología en los conflictos del futuro?