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Un devastador terremoto de magnitud 6 sacudió el este de Afganistán, cobrando la vida de al menos 1,400 personas y dejando más de 3,250 heridos.
La cifra de víctimas sigue aumentando a medida que los equipos de rescate logran acceder a las zonas más remotas y aisladas, especialmente en la provincia de Kunar, fronteriza con Pakistán, donde pueblos enteros quedaron destruidos.
Las autoridades afganas advierten que el recuento final de muertos podría ser mucho mayor. Yousaf Hammad, portavoz de la Autoridad Nacional de Gestión de Desastres, explicó que los corrimientos de tierra provocados por el sismo bloquearon muchas carreteras, dificultando la llegada de ayuda. A pesar de los esfuerzos por reabrirlas, muchas agencias humanitarias se han visto obligadas a enviar a sus equipos a pie debido a lo accidentado del terreno.
Los talibanes piden ayuda internacional
Ante la magnitud de la catástrofe, el gobierno talibán ha emitido un llamado urgente a la comunidad internacional para que brinde asistencia. Esta petición se produce en un momento crítico para el país, que atraviesa una severa crisis económica y enfrenta el aislamiento de gran parte de la ayuda internacional tras la toma del poder en 2021.
Hasta ahora, algunos países han respondido a la solicitud de ayuda. El Reino Unido ha prometido un millón de libras en fondos de emergencia, que serán canalizados a través de agencias humanitarias, no directamente al gobierno talibán. Otros países, como China, también han ofrecido asistencia inmediata.
Mark Calder, de la agencia de ayuda World Vision, advirtió que la falta de recursos podría agravar la crisis humanitaria, dejando a más de 250,000 personas sin refugio adecuado, alimentos nutritivos ni agua potable, lo que incrementaría los casos de desnutrición y enfermedades en un sistema de salud ya colapsado.
