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Científicos están utilizando inteligencia artificial (IA) para descifrar las expresiones faciales de animales, desde cerdos hasta gatos, con el objetivo de mejorar su bienestar y cuidado. Este enfoque innovador podría revolucionar la forma en que se monitorea la salud y las emociones de los animales en granjas, laboratorios y hogares.
Uno de los proyectos más destacados es Intellipig, desarrollado por investigadores de la Universidad del Oeste de Inglaterra Bristol (UWE) y el Colegio Rural de Escocia (SRUC). Este sistema utiliza cámaras para capturar imágenes de los rostros de cerdos mientras comen y, en menos de un segundo, identifica a cada animal y detecta signos de dolor, enfermedad o estrés. Si el sistema detecta algún problema, alerta inmediatamente al granjero.
La IA no solo identifica a los animales, sino que también analiza sus expresiones faciales para determinar su estado emocional. Melvyn Smith, ingeniero de visión artificial de la UWE y líder del proyecto Intellipig, explica que estas herramientas podrían marcar el inicio de una nueva era en el cuidado animal, priorizando su salud y bienestar.
Este tipo de tecnología no se limita a los cerdos. Científicos en todo el mundo están desarrollando algoritmos para interpretar las expresiones faciales de ovejas, caballos, gatos y otros animales. Algunos de estos sistemas ya son más rápidos y precisos que los humanos para detectar signos de dolor y estrés.
Para entrenar a la IA, los investigadores primero identifican "puntos de referencia" clave en los rostros de los animales, como los ojos, las orejas y la nariz. Luego, alimentan a la IA con miles de imágenes etiquetadas para que aprenda a reconocer estos puntos por sí misma. Una vez que la IA puede identificar estos puntos, analiza las distancias entre ellos para detectar cambios en las expresiones faciales que indican dolor o estrés.
En algunos casos, los científicos están utilizando técnicas de aprendizaje profundo, permitiendo que la IA aprenda por sí misma a identificar patrones en las expresiones faciales de los animales. Por ejemplo, Gabriel Lencioni, veterinario de la Universidad de São Paulo, entrenó a una IA con imágenes de caballos antes y después de cirugías. La IA aprendió a detectar el dolor con un 88% de precisión.
Estas herramientas tienen aplicaciones prácticas inmediatas. Por ejemplo, Anna Zamansky, científica de la computación de la Universidad de Haifa, está desarrollando una aplicación que permite a los dueños de gatos escanear el rostro de sus mascotas para detectar signos de dolor. En los Países Bajos, se ha creado una aplicación similar para caballos que estima su nivel de dolor basándose en sus expresiones faciales y corporales.
En granjas inteligentes, como las que prueban el sistema Intellipig, la IA podría ofrecer atención individualizada a los animales, monitoreando su salud y bienestar diariamente. Esto no solo mejoraría la calidad de vida de los animales, sino que también ayudaría a los granjeros a detectar problemas de manera temprana.
A pesar de los avances, los científicos advierten que la IA no es infalible. Uno de los mayores desafíos es entender cómo la IA toma sus decisiones, un problema conocido como la "caja negra". Además, las expresiones faciales no son el único indicador del estado emocional de un animal. Factores como el movimiento de la cola, la postura y las vocalizaciones también son importantes.
Aún así, los investigadores son optimistas. "La IA es una herramienta poderosa que puede mejorar nuestras habilidades", dice Zamansky. "Cuando sabemos que nuestros compañeros animales están felices, eso también nos hace felices a nosotros".