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A nueve meses de la partida de Alejandro Arcos Catalán, Chilpancingo volvió a demostrar que su legado sigue vivo en el corazón de su gente.
Con el alma unida y la voluntad firme, miles de ciudadanos se sumaron a una noble causa: reunir el metal que dará forma a la estatua en su honor. Hoy, con emoción y gratitud, podemos decir que la meta se cumplió: más de dos toneladas de metal han sido recolectadas para honrar al hombre que entregó su vida al servicio, la paz y el amor por su tierra.
Tras la emotiva misa celebrada en la Parroquia de la Santa Cruz, familiares, amigos y ciudadanos dieron el banderazo de salida a las camionetas que trasladan este material hacia la Ciudad de México, donde comenzará el diseño de la escultura que eternizará su presencia entre nosotros.
En ese momento simbólico y profundamente emotivo, estuvieron presentes su esposa Sandra Solís, su hijo, y seres queridos que lo acompañaron en vida, quienes al lado del pueblo reafirmaron que Alejandro no solo fue un líder, sino un hombre profundamente amado.
Así, con manos generosas y corazones firmes, Chilpancingo comienza a moldear no solo una estatua, sino la memoria viva de un hombre que soñó con un mejor futuro para todos.
Alejandro Arcos Catalán sigue presente, en el alma de su pueblo.
