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Ciudad de México.- La presidenta Claudia Sheinbaum planteó la posibilidad de convocar a una “celebración de siete años de transformación” hacia diciembre de 2025, una iniciativa que, de concretarse, extendería la práctica de los actos multitudinarios iniciados en el sexenio anterior para reforzar la narrativa triunfalista del proyecto lopezobradorista.
El anuncio llegó durante su conferencia matutina, apenas cuatro días después de la marcha encabezada por jóvenes de la llamada “Generación Z” en la capital, cuya espontaneidad ha sido materia de debate entre analistas y críticos del gobierno.
Sheinbaum argumentó que “hay muchas razones para celebrar” desde diciembre de 2018, y enlistó cifras de inversión extranjera, programas sociales y supuestos avances en la reducción de pobreza y desigualdad. Para la mandataria, el eventual mitin serviría para exhibir que “la mayoría está con el movimiento de transformación”, frase que reavivó cuestionamientos sobre el uso político de la estadística y la estrategia gubernamental de medir gobernabilidad en función del respaldo en plazas públicas.
La presidenta insistió en que la idea está apenas en análisis: no hay fecha, sede ni formato definidos. Pero el solo anuncio reactivó las especulaciones sobre un nuevo evento masivo en el Zócalo, territorio simbólico que la 4T ha utilizado como termómetro político y como escenario para reafirmar su músculo social.
En la lista de logros mencionados, Sheinbaum destacó la estabilidad del peso, la supercomputadora “más grande de América Latina”, aumentos salariales y programas como Sembrando Vida y Jóvenes Construyendo el Futuro. Sin embargo, especialistas han cuestionado la opacidad en la medición de estos avances, la sostenibilidad de los apoyos y el uso electoral de las cifras de pobreza.
El anuncio ocurre también mientras circulan en redes convocatorias —no oficiales, pero funcionales al discurso gubernamental— para movilizaciones de apoyo. Sheinbaum aseguró que su administración “respeta la libertad de expresión” y que la democracia requiere “que se oigan todas las voces”. Luego contrastó el apoyo a la 4T con la “poca oferta” de la oposición, a la que atribuyó su disminución de presencia pública.
Por ahora, la propuesta de celebración permanece en el terreno de la especulación. Pero en un país donde el espacio público se ha convertido en tablero político, el eventual festejo de los siete años de la 4T se perfila como un ensayo más en la disputa por el relato y por la calle, dos activos que el gobierno considera estratégicos para sostener su proyecto en la segunda mitad del sexenio.