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Azúcar de la vida y ‘plástico espacial’: lo que la NASA encontró en el asteroide Bennu

Investigadores descubren ribosa y glucosa en muestras del asteroide Bennu, junto a un polímero desconocido y polvo presolar en abundancia.

Ingredientes de la vida.

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Un equipo internacional de científicos de la NASA ha identificado en el asteroide Bennu azúcares fundamentales para la vida, un sorprendente polímero nunca antes visto en materiales espaciales y una cantidad excepcional de polvo presolar. Los hallazgos, publicados esta semana, ofrecen evidencia de que los componentes básicos de la vida estaban presentes desde los primeros días del sistema solar.

El estudio liderado por Yoshihiro Furukawa, de la Universidad de Tohoku, confirmó la presencia de ribosa —un azúcar de cinco carbonos clave para el ARN— y, por primera vez en material extraterrestre, glucosa, fuente vital de energía. “El hallazgo de ribosa significa que todos los elementos para formar ARN estaban presentes en Bennu”, explicó Furukawa, reforzando la hipótesis del “mundo de ARN”, que plantea que las primeras formas de vida almacenaron información genética en ARN antes de la aparición del ADN.

En paralelo, los investigadores Scott Sandford, del Centro Ames de la NASA, y Zack Gainsforth, de la Universidad de California en Berkeley, identificaron un material polimérico rico en nitrógeno y oxígeno, con propiedades similares a la goma o al poliuretano, que denominaron “plástico espacial”. Según Sandford, este compuesto se habría formado en las primeras etapas del asteroide, antes de que existiera agua líquida en su interior. “Estamos observando eventos cercanos al principio del principio”, señaló, destacando la importancia de este hallazgo para entender la química prebiológica en el sistema solar primitivo.

Un tercer análisis, dirigido por Ann Nguyen, del Centro Espacial Johnson, reveló que Bennu contiene seis veces más polvo presolar que cualquier otro astromaterial estudiado hasta ahora. Este material, proveniente de explosiones de supernovas, se ha preservado en “bolsillos” que escaparon a la alteración geológica del asteroide, conservando materia orgánica y granos de silicato antiguos. “Su preservación fue una sorpresa y demuestra que parte del material primitivo sobrevivió intacto desde los inicios del sistema solar”, explicó Nguyen.

Estos hallazgos no solo profundizan la comprensión sobre la formación de cuerpos celestes, sino que también refuerzan la idea de que los ingredientes para la vida podían estar distribuidos ampliamente por el sistema solar, mucho antes de la aparición de la vida en la Tierra

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