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El expresidente Donald Trump ha redoblado sus promesas de actuar contra sus críticos y quienes considera sus "enemigos" si llega nuevamente a la presidencia en noviembre. Este incremento en su retórica ha generado preocupación en diversos sectores políticos por el uso que podría hacer de su poder para perseguir a sus opositores, reportó The Hill.
Según Michael Bromwich, exinspector general del Departamento de Justicia, “nunca antes un candidato presidencial ha hecho amenazas de esta magnitud”. Bromwich afirmó que Trump menciona constantemente su deseo de venganza contra quienes cree que le han perjudicado, lo cual representa “un desafío que nuestro sistema nunca ha enfrentado”.
La preocupación se agrava ante el plan de Trump de conformar una administración con funcionarios leales que no se opondrían a sus directrices, en contraste con lo sucedido en su primer mandato. Además, un reciente fallo de la Corte Suprema limita la posibilidad de que expresidentes sean enjuiciados por decisiones ejecutivas, algo que podría brindarle una mayor libertad para actuar sin el temor de represalias judiciales.
En cuanto a la viabilidad de implementar sus amenazas, Ankush Khardori, exfiscal del Departamento de Justicia, señaló a The Hill que si bien existen controles judiciales robustos en el sistema, Trump podría intentar utilizar el Departamento de Justicia “de una manera sin precedentes”. Khardori explicó que, aunque el sistema cuenta con múltiples salvaguardas, las investigaciones en sí mismas pueden ser una forma de represalia y, aunque no concluyan en cargos, pueden tener un impacto significativo en los involucrados.
Trump ha emitido amenazas dirigidas tanto a figuras políticas como a fiscales. Una revisión reciente realizada por NPR reveló que desde que comenzó su campaña en 2022, el expresidente ha lanzado más de 100 amenazas de enjuiciamiento contra sus adversarios. En sus redes sociales, Trump ha mencionado que cualquier persona que haya "engañado" en las elecciones será perseguida judicialmente “con el máximo rigor de la ley”.
La campaña de su rival, la vicepresidenta Kamala Harris, ha enfatizado el tono confrontacional de Trump como un eje central de su discurso, argumentando que la nación necesita “superar los años de división” y rechazar la polarización que, según ella, ha marcado la era Trump. Harris destacó recientemente en un mitin que Trump llegaría “con una lista de enemigos” a la Casa Blanca, en contraste con su propia promesa de un enfoque constructivo.
Este enfoque de Trump, caracterizado por un lenguaje cada vez más punitivo y la promesa de retaliación, genera un amplio debate sobre los límites del poder presidencial y los controles del sistema de justicia en un eventual segundo mandato, según lo documentado por The Hill.