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Villahermosa, Tabasco.- “Y cuando despertó, el dinosaurio seguía ahí”. El señor secretario de Cultura de Tabasco, Ramiro Chávez Gochicoa, acaba de alborotar un prehistórico hormiguero. Se lanzó en el programa de noticias Telerreportaje contra un “ala jurásica de la cultura” tabasqueña que él identifica encabezada por el político amigo de Andrés Manuel López Obrador y hermano del Director general del Centro Nacional de Inteligencia, Audomaro Martínez Zapata, Ramón Martínez Zapata (alias Ramón Bolívar), entre otros, que ya tuvieron acceso, no solo al poder cultural local, sino federal, y no hicieron nada por Tabasco.
De manera súbita y a escasos meses de que concluya su gestión al frente de la Secretaría de Cultura de un gobierno de Morena, Chávez Gochicoa salió a lanzar lumbre contra algunos individuos que han estado enquistados en los escondrijos de la política cultural local durante décadas. Individuos que han vivido de vender proyectos a la secretaría de cultura y a la Universidad.
Quienes no saben leer o solo repiten lo que otros dicen, han dicho que Ramiro Chávez ofendió a “la comunidad cultural” o al “gremio cultural”, pero eso no es cierto, porque no existen tales cosas. Se lanzó, sin decir nombres, contra ciertos personajes que identificó muy bien con metáforas y analogías.
Lo que en esencia dijo fue lo siguiente: “Hay una ala jurásica. Bueno, no todos. Esta es temporada de zopilotes. Son difíciles de tomar en serio... Es muy curioso porque parece que tienen una historia de amnesia colectiva. Tuvieron el control durante décadas de las estructuras culturales, y la batalla cultural se perdió y es palpable. Ellos fueron copartícipes de los gobiernos más corruptos de la historia. Había acusaciones de que se daban premios y becas a ellos mismos, a sus esposas, a sus sobrinos y ahijados".
Las referencias son bastantes claras. Chávez Gochicoa no ofende a todos los creadores o promotores. Se dirige a quienes han tenido el manejo de las “estructuras culturales” de poder, es decir, solo a un grupo o a unos individuos.
Acusa a “los copartícipes de los gobiernos más corruptos de la historia” de Tabasco. Se recuerda forzosamente a Arturo Núñez, Chelito Granier y Adán Augusto López. ¿Quiénes han sido éstos copartícipes? Hay que identificarlos con nombre y apellido. Todos los que hacen cultura en Tabasco los conocen, son los alcahuetes de siempre, pero hay unos pocos que desde las sombras se beneficiaron más.
Los carroñeros
Chávez Gochicoa también advierte, parafraseando a López Obrador: que “es temporada de zopilotes”. El presidente usa esta frase cuando se refiere a los oportunistas que salen de pronto a carroñear con las sobras putrefactas de lo que sea. El gobierno de Merino-Adán ya se pudre.
El funcionario se refiere con esta frase a los que durante años han estado agazapados sin decir, ni hacer nada, sin importarles las atrocidades que se cometen desde la cultura contra creadores y promotores. Contra la cultura misma. Nunca les importó, ni les importa la indigencia cultural de los que intentan hacer arte y cultura en Tabasco.
Son esos “machuchones” que la Cuarta Transformación hizo millonarios. Son los que manipulan desde lejos a sus acólitos. Son esos que no se comprometen con nada ni con nadie, pero que, cuando llega la “temporada de zopilotes”, mandan a sus lacayos a promocionarlos. Dejan la comodidad de sus departamentos millonarios en la Ciudad de México y se presentan como grandes paladines culturales.
Entonces, cuando el secretario de Cultura habla, se refiere a quienes han tenido el “manejo de las estructuras” de poder. Chávez Gochicoa tiene en mente al político Ramón Bolívar, un poeta mediocre que se autopromociona usando la política partidista y que se aprovecha de sus relaciones de poder.
Es un personaje que ya quiso ser secretario de cultura en el 2012, cuando Arturo Núñez fue gobernador, y cree que se lo deben. En ese tiempo mandó a sus seguidores, casi todos tan viejos como él, a promocionarlo.
En ese tiempo, AMLO decidió que su hermano, el general Audomaro, fuera secretario de seguridad pública y a Ramón lo exilió a un departamento multimillonario en la avenida Insurgentes, cerca del World Trade Center en la Ciudad de México. Dejó a todos sus promotores colgados, sin dar explicación alguna, pero ahora regresa para ocupar el cargo que le deben, dice.
Chávez Gochicoa no es “amigo” de Ramón Bolívar. Por eso, para dejar claro a quien se refiere dice: “Es muy curioso porque parece que tienen una historia de amnesia colectiva”. En el 2016 -el que se decía amigo y hermano del finado pintor Fontanelly Vázquez-, firmó ante notario que si perdía la memoria, herencia de su madre que padecía Alzheimer, que le hicieran la eutanasia.
El “Ala Jurásica”??
Chávez Gochicoa sabe que probablemente Javier May nombre a Ramón Martínez Zapata (Bolívar) secretario de cultura, contra la opinión de la mayoría de creadores y promotores, pues es un anciano de 71 años (nació en 1953), desvinculado de las nuevas generaciones de creadores y de las nuevas tendencias del arte mismo. En Tabasco las nuevas generaciones ni le conocen. Lo grave es llegar a los 71 años exigiendo un cargo que según le deben, qué miseria humana.
Pero eso no es todo, habiendo estado junto al presidente Andrés Manuel, de quien es su amigo, nunca hizo nada por apoyar a ninguno de los creadores de Tabasco, ni a la cultura local. Ni siquiera por su “hermano del alma”, Fontanelly Vázquez hizo nada. Lo mínimo que hubiera hecho sería una exposición retrospectiva y un homenaje en su memoria en Bellas Artes, pero no quiso. En su lugar exigió que la UJAT le hiciera un homenaje de cinco días en el 2015, sin tener ni premios, ni las becas, ni la trayectoria literaria suficiente para tal celebración.
Sin embargo, uno de los logros que sí se le reconoce a Ramón (Bolívar) fue invisibilizar la obra y la figura de dos grandes poetas tabasqueños: José Carlos Becerra y José Gorostiza, pues solo promovió la obra y la figura de Carlos Pellicer en unas jornadas que recibían dinero del gobierno.
A Ramón Bolívar lo promueve esa “ala jurásica” de gente vieja que ahora sale a criticar la pésima administración cultural de un gobierno de Morena. Esa “ala jurásica”, carroñera y oportunista que nada dijo, que nunca criticó las pasadas administraciones culturales.
¿Cómo sabemos que es a Ramón Bolívar a quien le queda el mote de “ala jurásica”? Lo sabemos porque sus acólitos como Gladys Fuente Milla, que también ronda los 70 años, salió de manera inusual a criticar lo expresado por Ramiro Chávez, (inusual porque siempre ha sido copartícipe) dijo: “no se desgasten en pequeñeces, lo que cuenta es lo que viene por 6 años”, ¡Santo Cielo! Que el Jurassic Park nos agarre confesados.