Table of Contents
Ciudad de México.- A pesar del anuncio de la Presidencia de la República sobre un supuesto “acuerdo” con productores de maíz, agricultores del Bajío calificaron la negociación como “una simulación que no cubre ni el costo de producción”.
El secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, Julio Berdegué, informó en la conferencia mañanera de Claudia Sheinbaum que los agricultores recibirán 950 pesos por tonelada, apoyos a la producción de hasta 20 hectáreas y créditos con tasas preferenciales de 8.5% anual. Sin embargo, los propios productores rechazaron la cifra: “Nos ofrecen un precio que no paga ni el sudor de nuestras manos”, aseguró el Movimiento Agrícola Campesino, que agrupa a campesinos de varias regiones del país.
La mesa de negociación, que se realizó en la madrugada en la Secretaría de Gobernación, terminó con un acuerdo formalmente aceptado por los agricultores, pero con múltiples puntos pendientes. Los campesinos advirtieron que “no se puede hablar de diálogo real cuando el gobierno federal ignora las necesidades urgentes del sector” y se niega a fijar precios que reflejen los costos reales de fertilizantes, diésel y semillas, cuyos precios han registrado incrementos sostenidos.
“Esta lucha no es solo por el maíz. Es por el sorgo, por el trigo, por las frutas y cada producto del campo. ¡Lamentamos la ausencia total del gobierno federal para respaldar al sector que le da de comer a México!”, señalaron los productores en un comunicado.
Berdegué destacó que se creará el Sistema Mexicano de Ordenamiento de Mercado y Comercialización del Maíz, que buscará regular precios de referencia y fomentar acuerdos directos entre productores e industria, con reglas claras y marco jurídico en construcción. No obstante, los campesinos consideran que estas medidas son **promesas insuficientes y lejanas**, mientras el apoyo inmediato no cubre las necesidades básicas del sector.
El funcionario señaló que los líderes locales acordaron “liberar los bloqueos carreteros”, y que las industrias del sector se comprometieron a incrementar los precios base de compra. Sin embargo, los productores advirtieron que “no confían en los compromisos verbales” y que continuarán vigilando que las promesas se traduzcan en recursos reales.
El episodio refleja la creciente brecha entre el discurso oficial y la realidad en el campo mexicano, donde los agricultores reclaman medidas urgentes para sobrevivir ante el aumento de insumos y la incertidumbre en los precios de venta. Mientras la Presidencia presume avances estructurales, los campesinos advierten que el acuerdo de 950 pesos por tonelada es un gesto simbólico que no resuelve la crisis del sector.